Un estudio reciente realizado por el Instituto Holandés de Radioastronomía (ASTRON) ha puesto de relieve un problema que preocupa a la comunidad científica: los satélites de internet de Starlink están interfiriendo en la observación del universo.
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Según los investigadores, los satélites de la compañía SpaceX emiten radiación electromagnética no intencionada (UEMR), lo que afecta de manera significativa la capacidad de los científicos para observar fenómenos espaciales. Estas interferencias no solo hacen más difícil la exploración de galaxias lejanas, sino que también complican la investigación de fenómenos cruciales, como los chorros de energía que emiten los agujeros negros.
La científica a cargo de la investigación advierte que, de seguir así, podríamos estar comprometiendo la comprensión de algunos de los misterios más importantes del universo. Y es que, cuando las interferencias impiden obtener datos precisos, las investigaciones astronómicas se ven seriamente afectadas.
Los satélites más recientes son aún más problemáticos
El estudio, liderado por el doctor Cees Bassa y publicado en la revista Astronomy & Astrophysics, utilizó el radiotelescopio LOFAR (Low Frequency Array) para medir las interferencias de los satélites de segunda generación de Starlink. Los resultados no son nada alentadores: las emisiones de estos satélites son 32 veces más fuertes que las de los primeros modelos.
Para ponerlo en perspectiva, los científicos explicaron que las emisiones de radio de estos satélites son 10 millones de veces más brillantes que los objetos más débiles que LOFAR puede detectar en el espacio.
“Es como comparar la luz de la estrella más tenue que se puede ver a simple vista con el brillo de la luna llena”, comentó Bassa.
Este es un problema que no se puede ignorar, como señala Robert Massey, subdirector de la Real Sociedad Astronómica del Reino Unido.
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“Si algo tan brillante está comprometiendo un observatorio de radio de esta forma, debemos actuar rápidamente”, apunta.
Contaminación lumínica y un llamado a la regulación
No solo la interferencia en el espectro radioeléctrico es motivo de preocupación. Los astrónomos también están alzando la voz sobre la contaminación lumínica que estos satélites provocan. Este fenómeno afecta tanto a los telescopios ópticos como a los radiotelescopios, lo que pone en peligro múltiples áreas de la investigación astronómica.
Ante esta situación, los científicos están haciendo un llamado urgente para una mayor regulación en el espacio. Según ellos, si no se toman medidas pronto, la astronomía terrestre podría verse gravemente afectada en todos los rangos de observación, lo que podría representar una amenaza para esta ciencia.
El problema no es solo Starlink
Aunque Starlink es una de las principales causas de preocupación, no es el único jugador en esta historia. Desde hace años, los astrónomos vienen advirtiendo sobre el aumento de “megaconstelaciones” de satélites, que incluyen también a compañías como OneWeb y Amazon. Estos enjambres de satélites artificiales están llenando el cielo y complicando cada vez más el trabajo de los observatorios.
En 2023, la Unión Astronómica Internacional (IAU) alzó la voz pidiendo medidas para evitar que los detectores modernos de los grandes telescopios se saturen. Incluso la Sociedad Española de Astronomía ha llevado el tema a la ONU, buscando una solución a este creciente problema.
Hasta el legendario telescopio Hubble ha sido víctima de estas interferencias. En 2021, se estimó que un 6% de sus observaciones se vieron arruinadas por la presencia de satélites, una cifra alarmante para uno de los instrumentos más importantes en la exploración del universo.
¿Qué dice Elon Musk?
En 2021, Elon Musk prometió hacer lo posible para minimizar el impacto de sus satélites en las investigaciones científicas. Se comprometió a proporcionar a los astrónomos la información necesaria sobre la órbita de sus satélites para que los observatorios pudieran evitarlos en la medida de lo posible.
Dicho esto , y a pesar de estas promesas, la realidad es que la interferencia sigue siendo un desafío enorme para los científicos.
