Aunque suene a ciencia ficción, los cohetes con propulsión nuclear no son algo nuevo. De hecho, la idea surgió en plena Guerra Fría, con el proyecto NERVA en los años 60. Ahora, más de 80 años después, las dos organizaciones han decidido retomar esos conceptos y modernizarlos bajo un nuevo proyecto llamado DRACO.
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El objetivo de desarrollar naves espaciales con propulsión nuclear no es solo llegar más lejos, sino también llegar más rápido. Los cohetes tradicionales, que utilizan combustibles químicos, nos han permitido alcanzar Marte en seis a nueve meses, pero con la tecnología nuclear podríamos reducir ese tiempo a solo tres o cuatro meses.
Aspectos positivos
Menos tiempo en el espacio significa menos exposición a la radiación para los astronautas y menos provisiones necesarias durante el viaje.
Además, no solo se trata de llegar a Marte. Estas naves también podrían servir como “remolcadores espaciales”, transportando carga entre la Tierra y la Luna de manera más eficiente. De hecho, en una época donde la exploración lunar está resurgiendo, esta tecnología podría ser clave para crear una base de operaciones en la órbita terrestre y más allá.
¿Qué es el proyecto DRACO?
El proyecto DRACO (Demonstration for Rocket to Agile Cislunar Operations) es la nueva apuesta de DARPA, en colaboración con la NASA y Lockheed Martin, para hacer realidad los cohetes de propulsión nuclear.
Con un presupuesto de US$ 500 millones, la meta es tener un demostrador tecnológico en el espacio para 2027. Esta nueva tecnología promete ofrecer una velocidad y eficiencia que no hemos visto antes.
Uno de los grandes cambios respecto a los proyectos anteriores, como NERVA, es el uso de uranio de bajo enriquecimiento (HALEU) como combustible. Según Joe Miller, vicepresidente de BWXT Technologies, esta innovación permite relajar ciertos requisitos de seguridad y mejorar la resistencia del reactor a las altas temperaturas.
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¿Cuáles son los desafíos?
Si bien la tecnología ha avanzado desde los años 70, los ingenieros aún enfrentan retos similares a los del pasado. Los materiales dentro del reactor siguen enfrentándose a problemas de corrosión por hidrógeno, uno de los factores clave que detuvo el avance del proyecto NERVA en su momento.
Dicho esto, según Miller, el equipo ha aprendido del pasado: han revisado exhaustivamente los informes de NERVA para mejorar los diseños actuales. En lugar de repetir los mismos errores, han optado por rutas diferentes para el hidrógeno dentro del reactor y nuevos sistemas de gestión térmica que prometen hacer la diferencia.
¿Qué nos espera en el futuro?
Los cohetes nucleares no solo acelerarán nuestra llegada a Marte, sino que podrían transformar por completo cómo nos movemos en el espacio. Con misiones lunares y más allá en el horizonte, esta tecnología tiene el potencial de ser un pilar fundamental en la próxima era de la exploración espacial.
La carrera por dominar el espacio continúa, y con DRACO, la NASA y DARPA están decididas a marcar el rumbo hacia un futuro donde las estrellas estén más cerca de lo que imaginamos.
Este renacimiento de la propulsión nuclear en el espacio promete ser uno de los desarrollos más emocionantes de las próximas décadas.