La historia de los astronautas Suni Williams y Butch Wilmore ahora tiene un nuevo giro. Y es que pareciera que la situación con la nave Starliner de Boeing es cada vez más complicada. Esto porque, si bien la misma podría usarse para el reingreso a la Tierra en caso de emergencia, hay problemas con los propulsores y fugas de helio que hacen que esta maniobra sea riesgosa, pudiendo la nave quedar a la deriva al ser liberada o incluso llegar a chocar con la misma Estación Espacial Internacional (EEI).
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Como si fuera poco ahora hay un problema adicional: de ser rescatados por SpaceX, Williams y Wilmore no podrían usar los trajes de rescate de Boeing debido a la incompatibilidad de estos con los diseñados para las naves de SpaceX.
Ante esto, la NASA está evaluando opciones, incluyendo el lanzamiento de una misión Crew-9 de SpaceX en febrero con solo dos tripulantes para que Williams y Wilmore puedan regresar, solo que dicha misión debería cargar con 2 trajes adicionales para ellos.
El problema inicial
El 6 de junio, durante el acoplamiento de la nave con la EEI, se detectaron varias fugas de helio en el sistema de propulsión, lo que encendió las alarmas entre los ingenieros de Boeing y la NASA. Además, el mal funcionamiento de otros propulsores aumentó la preocupación de que, en caso de un desacoplamiento fallido, el Starliner podría perder el control y poner en peligro tanto a los astronautas como a la propia EEI.
Estos riesgos han obligado a la NASA a reconsiderar sus planes de retorno y a evaluar una serie de contingencias que aseguren la seguridad de la tripulación.
La tarea de tomar decisiones en el Espacio
A medida que los ingenieros de Boeing y la NASA analizan semanas de datos y pruebas, la presión para encontrar una solución viable aumenta. Ken Bowersox, administrador asociado de la Dirección de Misiones de Operaciones Espaciales de la NASA, ha subrayado la importancia de tomar una decisión informada, aunque no exenta de riesgos.
“La decisión final sobre cómo traer de vuelta a los astronautas no solo es crucial para su seguridad, sino que también impactará en la gestión de recursos y el correcto funcionamiento de las operaciones en la EEI”, explica.
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Los posibles fallos en los propulsores del Starliner podrían desencadenar una serie de eventos catastróficos, como un giro fuera de control o incluso una colisión con la EEI. Estas preocupaciones han llevado a los equipos técnicos a trabajar sin descanso para comprender a fondo los problemas y desarrollar soluciones que minimicen los riesgos.
SpaceX, una alternativa viable
Una de las opciones más viables es el uso de la Crew Dragon de SpaceX, una nave que ha demostrado ser confiable en misiones anteriores; sin embargo, esta solución no está exenta de desafíos. Los trajes espaciales diseñados por Boeing y SpaceX no son compatibles, lo que complicaría cualquier operación de rescate de emergencia que involucre a la Crew Dragon.
La incompatibilidad entre los sistemas de soporte vital y los trajes espaciales ha puesto en evidencia las dificultades inherentes al Programa de Tripulación Comercial de la NASA, pues refleja la complejidad de gestionar múltiples proveedores y tecnologías en un entorno tan delicado como el Espacio.
Ante la imposibilidad de usar los trajes actuales de Boeing en la Crew Dragon, la NASA está evaluando la posibilidad de lanzar una misión Crew-9 de SpaceX en febrero del próximo año. Dicha misión ofrecería una oportunidad para traer de vuelta a los astronautas sin tener que depender del Starliner, cuya fiabilidad está en entredicho.
Sin embargo, esta opción también implica un retraso significativo en el retorno de los astronautas, lo que podría prolongar aún más su estancia en la EEI y aumentar los desafíos logísticos y de salud asociados con misiones prolongadas en el espacio.
Golpe duro para Boeing y la NASA
El hecho de que la NASA pueda verse obligada a evitar el uso del Starliner para una misión tripulada de retorno es un duro golpe para la reputación de la empresa y podría tener implicaciones a largo plazo para su participación en futuros contratos espaciales.
Aunque la EEI está equipada para soportar misiones de larga duración, la estancia prolongada de los astronautas no estaba planeada originalmente, lo que requiere ajustes en la gestión de recursos y suministros. Además, la exposición prolongada a la microgravedad puede tener efectos negativos en la salud de los astronautas, incluyendo pérdida de masa ósea y muscular, así como problemas de visión y circulación.
La NASA ha tenido que adaptar sus planes de apoyo para garantizar que los astronautas puedan continuar su trabajo de manera segura y eficiente durante su estancia prolongada. Esto incluye la gestión de la alimentación, el ejercicio y el monitoreo de la salud de los astronautas, así como la planificación de actividades que mantengan su bienestar psicológico en un entorno tan aislado.
La colaboración y la comunicación efectiva entre todos los actores involucrados son esenciales para garantizar que las misiones tripuladas se realicen de manera segura y exitosa. La revisión formal de las opciones de retorno se llevará a cabo en los próximos días, y cualquier decisión que se tome tendrá un impacto duradero tanto en la seguridad de los astronautas como en la reputación de las agencias y empresas involucradas.