Espacio

Reciente exposición directa al plasma solar alteró la estructura del campo magnético terrestre

Un reciente evento fue lo suficientemente poderoso como para deformar la magnetosfera de la Tierra y anular su onda de choque, quedando expuesta al plasma solar.

Estas colisiones excitan a los átomos, que luego liberan energía en forma de luz.
Tormentas geomagnéticas Estas colisiones excitan a los átomos, que luego liberan energía en forma de luz. (Javier Miranda - Unsplash)

El 24 de abril de 2023, la Tierra enfrentó uno de los eventos solares más impactantes registrados en años: una colosal erupción solar distorsionó el escudo magnético de nuestro planeta, dejando a la Tierra vulnerable al implacable poder del Sol durante dos horas.

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Este fenómeno, observado por la misión Magnetospheric Multiscale de la NASA, no solo dejó a los científicos sorprendidos, sino que también planteó nuevas preguntas sobre cómo las fuerzas solares pueden afectar a nuestro planeta y otros cuerpos celestes en el sistema solar.

¿Qué sucedió exactamente?

Una eyección de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés) golpeó nuestro planeta y, durante dos horas, el escudo magnético de la Tierra se deformó de manera significativa.

Este fenómeno no solo generó un interés renovado en la comprensión del comportamiento del Sol y su interacción con la Tierra, sino que también abrió nuevas preguntas sobre cómo estos eventos pueden afectar a otros cuerpos celestes en nuestro sistema solar (e incluso más allá).

Algo jamás visto

Las eyecciones de masa coronal son fenómenos comunes en la actividad solar, pero lo que hizo especial a este evento fue su capacidad para interrumpir el campo magnético de la Tierra de una manera nunca antes observada.

La misión Magnetospheric Multiscale (MMS) de la NASA, que está diseñada para estudiar la magnetosfera de la Tierra, fue clave para detectar y analizar este evento, observó que la velocidad de la CME era menor que la velocidad de Alfvén en ese momento.

¿Qué son las ondas de Alfvén?

Las ondas de Alfvén son perturbaciones veloces que emanan desde el Sol hacia afuera a lo largo de los campos magnéticos, transportando energía; mientras que la velocidad de Alfvén es la medida a la que se propagan las perturbaciones en el campo magnético a través del plasma.

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Cuando una CME típica golpea la Tierra, la velocidad de la CME suele ser mayor que la velocidad de Alfvén, lo que genera una onda de choque que actúa como una barrera protectora adicional para nuestro Planeta.

Ahora bien, en este caso, la velocidad de la CME fue más lenta, lo que llevó a una situación en la que la onda de choque que normalmente se forma fue completamente anulada. La onda de choque desapareció y dejó la magnetosfera de la Tierra expuesta directamente al plasma frío de la CME y al fuerte campo magnético de la corona solar.

El descubrimiento

El fenómeno fue documentado y analizado en un estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters, donde los investigadores explicaron cómo esta exposición directa alteró la estructura del campo magnético terrestre.

Según los científicos, este fenómeno podría explicar cómo se forman auroras no solo en la Tierra, sino también en otros cuerpos celestes, como las lunas de Júpiter. De hecho, en particular las auroras observadas en Ganímedes (una de las lunas de Júpiter) podrían ser causadas por procesos similares a los que se observaron durante este evento de abril de 2023.

La magnetosfera de la Tierra: Un escudo en constante cambio

El campo magnético de la Tierra no es un escudo estático: es un campo dinámico que responde constantemente a las condiciones cambiantes del espacio. Está generado por el movimiento del hierro fundido en el núcleo externo de la Tierra, que actúa como un dínamo gigante creando un campo magnético que se extiende desde el núcleo hasta el espacio, donde interactúa con el viento solar.

Este proceso puede generar tormentas geomagnéticas, que son perturbaciones en la magnetosfera que pueden causar auroras, interrupciones en las comunicaciones por satélite, y daños en las redes eléctricas.

En el caso del evento de abril de 2023, la CME fue lo suficientemente poderosa como para no solo deformar la magnetosfera, sino también anular su onda de choque, dejando la Tierra expuesta al plasma solar.

Uno de los fenómenos más visibles y fascinantes que resultan de la interacción entre el viento solar y la magnetosfera terrestre son las auroras. Estas suelen ser un indicador de la actividad solar.

Las implicaciones de los estallidos solares para la tecnología y la humanidad

Las tormentas geomagnéticas que resultan de estas interacciones pueden afectar las comunicaciones por satélite, dañar los sistemas eléctricos e incluso poner en peligro a los astronautas en el espacio.

Uno de los ejemplos más notorios de los efectos de una tormenta geomagnética ocurrió en 1989, cuando una CME causó el colapso de la red eléctrica en Quebec, Canadá, dejando a millones de personas sin electricidad durante horas. Este evento mostró cuán vulnerables pueden ser nuestras infraestructuras tecnológicas a los fenómenos cósmicos.

En la actualidad, con una mayor dependencia de los satélites para la comunicación, la navegación y el monitoreo del clima, el riesgo de daño por tormentas geomagnéticas es aún mayor.

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