Mientras el enfoque principal de la exploración espacial del último tiempo ha sido Marte, como potencial “segunda opción” para la humanidad, un grupo de investigadores propone una alternativa novedosa y audaz: utilizar la Luna como un depósito biológico para la vida terrestre.
Esta idea, publicada en la revista BioScience, sugiere que las regiones polares de la Luna podrían ser el lugar ideal para almacenar células y organismos en tanques criogénicos, asegurando así la continuidad de la vida en caso de catástrofes en la Tierra.
¿A qué se debe la fascinación por Marte?
Marte ha sido el centro de atención en la exploración espacial debido a su similitud con la Tierra y la posibilidad de albergar vida. En este caso, la idea es crear una “segunda opción” para la humanidad en caso de que la Tierra se vuelva inhabitable.
La Luna, ubicada a aproximadamente 380.000 kilómetros de la Tierra, ofrece varias ventajas como sitio de preservación biológica: su proximidad facilita el transporte de muestras y el mantenimiento de las instalaciones; además, las regiones polares de la Luna experimentan temperaturas extremadamente bajas, ideales para la conservación criogénica.
Características de la Luna
- La Luna es el único satélite natural de la Tierra.
- La Luna tiene un impacto directo sobre nuestro planeta debido a la interacción gravitacional, que da origen a las mareas.
- Además de la Tierra, la Luna ha sido visitado por humanos gracias a las misiones Apolo.
- Ciertas condiciones extremas de la Luna son perfectas para la preservación criogénica sin necesidad de una fuente de energía adicional.
- Confirmada por la presencia de agua en forma de hielo en los polos lunares, el agua en La Luna podría ser fundamental para futuras misiones tripuladas y para la creación de una base lunar autosuficiente.
- El hielo de la Luna podría ser utilizado para la conservación de células y organismos en un biorepositorio.
La bóveda global de semillas en Svalbard
Un ejemplo de un proyecto similar al de la Luna, pero en la Tierra, es la Bóveda Global de Semillas en Svalbard, en Noruega, también conocida como la “bóveda del fin del mundo”.
Esta bóveda, ubicada en una isla del archipiélago de Svalbard, almacena una gran variedad de semillas originarias de diferentes partes del mundo y utiliza temperaturas extremas para preservarlas, funcionando como un respaldo para garantizar que no se extingan. Por ende, es esencial para la conservación de la biodiversidad agrícola.
Preservación en la Luna: ¿Una propuesta más innovadora?
Inspirados por la bóveda de Svalbard, un grupo de investigadores ha propuesto utilizar los polos lunares como un sitio de preservación biológica. La idea principal es construir una base en las regiones polares de la Luna para almacenar células y organismos en tanques criogénicos.
Un biorepositorio lunar ofrecería múltiples ventajas:
- Estabilidad geológica: La Luna carece de actividad geológica significativa.
- Protección contra radiación: La Luna está protegida en cierta medida de la radiación cósmica por su posición y su masa.
- Acceso global: Una instalación lunar podría estar disponible para toda la humanidad, evitando conflictos territoriales y asegurando que los recursos sean utilizados para el beneficio común.
¿Es la criopreservación la técnica clave para la conservación?
La criopreservación es una técnica que implica el almacenamiento de células y organismos a temperaturas extremas. En la Tierra, esta técnica se utiliza en bancos de semillas y biobancos para preservar material genético y células madre.
Aunque en cierta medida esta idea aún pertenece al reino de la ciencia ficción, los avances en biotecnología y criónica podrían hacerla posible en el futuro. En este caso, la colaboración entre el sector público y privado también sería crucial.
Empresas como SpaceX, que ya están invirtiendo en la exploración espacial, podrían asociarse con agencias gubernamentales y organizaciones científicas para desarrollar las tecnologías necesarias y compartir los costos y beneficios de estas misiones.
