En contra de lo que uno esperaría suponer, los sistemas estelares con dos estrellas, también conocidos como sistemas binarios, son más comunes que los sistemas con una sola estrella como nuestro Sol. De hecho, se estima que alrededor del 50% de las estrellas en la Vía Láctea forman parte de un sistema binario.
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Incluso, se han descubierto miles de planetas que orbitan estrellas en sistemas binarios. Algunos de estos planetas se encuentran en la zona habitable de sus estrellas, lo que significa que podrían albergar agua líquida en su superficie y, por lo tanto, ser potencialmente habitables.
Ahora, otra cosa es lo que descubrio el telescopio espacial James Webb, que sigue asombrando al mundo con sus nuevas observaciones. Esta vez, ha revelado que una estrella que se creía solitaria en realidad es un sistema estelar doble, oculto durante décadas por densas nubes de polvo.
Tenía una pareja
La estrella WL 20S, ubicada a unos 400 años luz de la Tierra, ha sido objeto de estudio desde la década de 1970. Sin embargo, su naturaleza permanecía en el misterio debido a las gruesas capas de gas y polvo que la rodeaban, bloqueando la mayor parte de su luz visible.
El telescopio espacial James Webb, con su capacidad para observar a través del polvo estelar, ha logrado lo que otros telescopios no pudieron. Gracias a su cámara de infrarrojo medio (MIRI), desarrollada conjuntamente por la Agencia Espacial Europea y la NASA, el Webb ha revelado que WL 20S no es una estrella, sino un sistema de dos estrellas gemelas.
Las observaciones del telescopio, combinadas con datos de los radiotelescopios ALMA en el desierto de Atacama, muestran chorros de gas ionizado emanando de los polos de ambas estrellas. Estas estrellas jóvenes, de entre 2 y 4 millones de años, están rodeadas de discos de gas y polvo, lo que sugiere que están en camino de convertirse en adultas y formar planetas, según revelaron los astrónomos en la 244ª reunión de la Sociedad Astronómica Estadounidense.
Este descubrimiento es crucial para comprender las primeras etapas de la formación estelar y la transición de las estrellas jóvenes a la edad adulta. Los chorros de gas se encuentran en un punto crítico de su desarrollo, ofreciendo a los científicos una oportunidad única de estudiar los procesos involucrados en el ciclo de vida temprano de las estrellas.
El telescopio James Webb sigue demostrando su capacidad para revelar los secretos del universo, proporcionando información invaluable sobre la formación de estrellas y la evolución de sistemas planetarios.