Un chorro de luz y una potente energía interceptó los radares del Satélite de Sondeo de Exoplanetas en Tránsito de la NASA, mejor conocido como el TESS. Se trata de un agujero negro situado a 4 mil millones de años luz de distancia, que forma parte de un sistema binario, es decir otro agujero negro mayor que lo acompaña en su eterno viaje estelar.
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Las maravillas del Universo no dejan de sorprendernos. Aparecen donde menos las esperamos, ya que el TESS en realidad tiene la tarea de buscar exoplanetas. Pero en su constante mirada hacia las profundidades del cosmos, se encuentra con este impresionante hallazgo que dejó perplejos a un equipo de científicos finlandeses, que fueron los que encontraros los datos.
De acuerdo con una reseña de Space.com, el hallazgo se dio cuando uno de los agujeros traspasó el disco de acreción del otro. En ese momento, por muy increíble que suene, se generó un doble quásar.
Se le llama quásar al momento en el que un agujero negro supermasivo consume tanta materia que no puede contenerla. Entonces, realiza un proceso en el que la escupe provocando expulsiones de energía en forma de chorros magnéticos que superan el horizonte de sucesos (borde de los agujeros negros).
Una galaxia con dos agujeros negros
Este par de agujeros negros pertenece a la galaxia OJ 287. Desde hace un buen tiempo la están observando, debido a que tiene tanto brillo que puede ser captada hasta por telescopios aficionados. Se sabía que esta agrupación de estrellas incrementaba su brillo de forma cíclica cada 12 años.
Pero un equipo científico de la Universidad de Turku, en Finlandia, liderados por el Ph.D Pauli Pihajoki, plantearon la posibilidad de que este brillo era por un segundo agujero negro interactuando con el principal.
“Pihajoki razonó que esta interacción también debería dar como resultado que el agujero negro más pequeño robe algo de materia del gran disco de acreción de material alrededor del agujero negro primario”, indicó el sitio antes mencionado.
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Debido a que las teorías del experto tenían bastante lógica, la NASA otorgó al equipo de Pihajoki la posibilidad de usar el TESS en funciones para las que no fue creado, para intentar confirmar el fenómeno que para ese entonces era hipotético.
Fue así como detectaron la energía del agujero negro, interactuando con su compañero en una combinación sorprendente de energía.
“Ahora podemos decir que hemos ‘visto’ un agujero negro en órbita por primera vez, de la misma manera que podemos decir que TESS ha visto planetas orbitando otras estrellas”, dijo Mauri Valtonen de la Universidad de Turku, quien también participó en la investigación.