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Hoy en teorías conspirativas: ¿Por qué dicen aún que el desastre del Challenger fue una farsa?

La desconfianza sobre la información oficial generó una ola de cuestionamientos que acá analizamos.

Tripulación Challenger
Tripulación Challenger

Hace 38 años una tragedia impactó al mundo. Corría la mañana del 28 de enero de 1986, cuando el transbordador espacial Challenger encendió sus motores para lo que sería la misión STS-51-L, su décimo vuelo. Pero sólo pasaron 73 segundos después de su despegue desde el Centro Espacial Kennedy en Florida para que la nave se desintegrara con toda una tripulación abordo.

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Al tiempo se supo que la causa del desastre se atribuyó a un fallo en los anillos de sellado de los cohetes de propulsión sólida, que no soportaron las bajas temperaturas del día del lanzamiento. Este accidente cobró la vida de sus siete tripulantes, y también marcó un punto de inflexión en la política de seguridad de la NASA.

La tragedia del Challenger. (Time Life Pictures/The LIFE Picture Collection via )

¿Por qué dicen que el desastre del Challenger fue una farsa?

Como es costumbre cuando ocurren catástrofes mundiales, las teorías conspirativas relacionadas con la tragedia del Challenger no se hicieron esperar. Si bien es importante recordar que ninguna de estas teorías tiene fundamento científico confirmado por investigaciones oficiales, hoy quisimos analizarlas y entender su calibre.

Por ejemplo, una de las teorías sugiere que la NASA estaba al tanto de los problemas potenciales con los anillos de sellado (O-rings), y que lo supieron tempranamente debido a las bajas temperaturas en la mañana del lanzamiento. ¿El problema? Habrían decidido avanzar con ello por presiones políticas y económicas. El origen de esta idea se basa en el testimonio de ingenieros que alegaron haber advertido a los superiores sobre los riesgos, pero que supuestamente fueron ignorados.

Por otro lado, a pesar de las claras evidencias y reportes oficiales, algunos teóricos de la conspiración insisten en que seis de los siete astronautas aún viven con nuevas identidades y que continúan sus vidas en roles distintos.

La tripulación del Challenger estaba compuesta por Francis R. Scobee, Michael J. Smith, Ronald McNair, Ellison Onizuka, Judith Resnik, Gregory Jarvis y Christa McAuliffe. En ese contexto, creen que el capitán Scobee ahora es director general de una empresa de marketing llamada Cows in Trees y ubicada en Chicago, mientras que McNair sería su hermano mayor, Carl McNair. Smith sería maestro de la Universidad de Wisconsin. Resnik estaría trabajando en la Facultad de Derecho de Yale, y así. ¿Su fuente? Supuestos parecidos físicos entre los astronautas y estas personas, por lo que claramente no hay pruebas concretas que respalden estas ideas. Eso sí, aquella teoría gana terreno al cuestionar la veracidad de los registros de muerte.

Los detalles técnicos del accidente, como el mal funcionamiento de una junta tórica en los cohetes del Challenger debido a las bajas temperaturas, normalmente son factores ignorados por los creyentes en la conspiración. Muchos prefieren teorizar y compartir conclusiones propias, como la posibilidad de que el gobierno de Estados Unidos hubiese orquestado el desastre para impactar psicológicamente a la población, especialmente a los niños que lo veían en vivo.

Pero a pesar de la falta de evidencias y del consenso general de que la explosión del Challenger fue un accidente, las teorías de conspiración persisten y seguirán existiendo a lo largo de la historia. Lo importante es no caer en desinformación y entender que los datos oficiales son lo importante para estos casos.

Transbordador espacial Challenger
Transbordador espacial Challenger

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