Scott y Mark Kelly vivieron toda su vida como gemelos idénticos. Ambos nacieron el 21 de febrero de 1964, y se convirtieron en pioneros en sus respectivos campos dentro de la aeronáutica y la exploración espacial. Mark sirvió como astronauta en varias misiones espaciales antes de retirarse y seguir un camino político, convirtiéndose en senador por Arizona. Su hermano, en tanto, protagonizó un célebre estudio sobre los efectos de los viajes espaciales prolongados en el cuerpo humano.
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El experimento conocido como la “Misión del Año en el Espacio”, comenzó en marzo de 2015 y concluyó en marzo de 2016. ¿Sus resultados? inquietantes, por decir lo menos. Y es que claramente la microgravedad afectó su cuerpo, y se pudo comprar gracias a los genes idénticos que compartía con su hermano.
La “Misión del Año en el Espacio” de Scott Kelly
Hace unos años la NASA llevó a cabo un inquietante estudio con los gemelos Scott y Mark Kelly para conocer los efectos del espacio en el cuerpo humano, descubriendo que las misiones espaciales de larga duración pueden tener consecuencias devastadoras.
Este experimento se distinguió de investigaciones anteriores por su metodología y la participación voluntaria de los sujetos, a diferencia de estudios controvertidos en el pasado, como los realizados por Josef Mengele o la CIA con LSD.
Así, Scott Kelly pasó 340 días en la Estación Espacial Internacional, mientras que su hermano gemelo, Mark, permaneció en Tierra. Su separación permitió que los científicos estudiaran los efectos del espacio en dos personas con el mismo ADN pero en diferentes condiciones ambientales, y para ello se tomaron 183 muestras de sangre para analizar cambios en diversos aspectos biológicos, incluyendo bioquímica, metabolismo, genética y transcriptómica.
Los resultados del experimento
En ese contexto, los resultados del estudio sorprendieron a la comunidad científica. Por ejemplo, se descubrió que los telómeros de Scott, que son estructuras que protegen los extremos de los cromosomas y suelen acortarse con la edad, se alargaron durante su estancia en el espacio, aunque regresaron a su longitud normal después de su retorno a la Tierra. Básicamente, en palabras más simples, Scott regresó un año más joven de lo que se veía antes de zarpar en su misión espacial.
Además, el sistema inmunológico de Scott respondió eficazmente a una vacuna contra la gripe administrada en el espacio, lo que representó una buena noticia para las futuras misiones espaciales de larga duración. No obstante, también hubo aspectos negativos a destacar: Scott perdió un 16% de su masa muscular en las piernas y un 10% de masa ósea en la columna, demostrando los severos desafíos físicos de estar en microgravedad.
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Finalmente, el estudio también exploró la epigenética, revelando cambios en los patrones de metilación que ayudaron a identificar genes que responden al ambiente espacial. Mientras que también se observaron variaciones en la expresión genética antes, durante y después del viaje, atribuibles a daños en el ADN causados por la radiación, y un pequeño porcentaje de sus genes mostraban cambios aún seis meses después de su regreso.
Con todo, este experimento pasó a la historia por entregar datos fidedignos sobre la resistencia del cuerpo humano en ambientes espaciales. Datos que no se podrían haber logrado sin la presencia de este par de gemelos que voluntariamente sometieron sus cuerpos a estas pruebas.