Hay personas que nacieron para pasar a los libros de historia. Ejemplo de ello es Kathy Sullivan, destacada por ser una mujer pionera en el espacio, pero también en las profundidades del océano. Nacida el 3 de octubre de 1951 en Paterson, Nueva Jersey, Sullivan comenzó tempranamente con el sueño de viajar al espacio. Y lo logró con honores. Luego, varias décadas después, la vida le tenía una gran sorpresa esperando, que la haría destacar pero ahora desde el fondo marino.
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Pero vayamos por parte. Criada en el valle de San Fernando, California, Sullivan tempranamente fue influenciada por su padre, un ingeniero aeroespacial, y por los pioneros de la exploración oceánica y espacial de su época. Tras inicialmente inclinarse hacia estudios humanistas, su interés se desvió hacia las ciencias marinas y la oceanografía durante su tiempo en la Universidad de California en Santa Cruz. Esto la llevó a obtener un doctorado en geología de la Universidad de Dalhousie y el Instituto Bedford de Oceanografía.
La carrera de Kathy Sullivan hacia el Challenger
Años más tarde, en 1978 Sullivan fue seleccionada para convertirse astronauta de la NASA, como parte del programa espacial. Así fue como en 1984, a bordo del Challenger, logró hacer historia al convertirse en la primera mujer estadounidense en realizar una caminata espacial. Durante dicho paseo, ella y su colega David Leestma realizaron tareas que ayudaron a demostrar la capacidad de trabajar en ambientes sin gravedad.
Luego volvió a alcanzar las estrellas en la misión STS-31 del Discovery de 1990, donde Sullivan desempeñó un papel clave en el despliegue del telescopio espacial Hubble, una de las herramientas más importantes para la observación astronómica desde el espacio que tenemos hasta la fecha. Así, su tercera y última misión fue en el Atlantis en 1992, durante la misión STS-45, que se centró en estudios sobre la atmósfera de la Tierra y el espacio.
Después de dejar la NASA en 1993, Sullivan asumió roles de liderazgo en instituciones educativas y científicas, incluyendo la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), donde continuó su camino. Pero su curiosidad y sed de aventuras no se detuvieron ahí.
En 2020 alcanzó otro hito histórico al convertirse en la primera mujer en sumergirse en el punto más profundo del océano, la Fosa de las Marianas. Aquella aventura se vivió a 11 kilómetros bajo el nivel del mar y la acompañó el explorador Victor Vescovo. Juntos, exploraron las profundidades extremas del océano, y Sullivan consolidó su legado en el espacio y el océano.
Hoy, a sus 72 años, la astronauta y oceanógrafa Kathy Sullivan ostenta distintos títulos que la hacen ser una mujer excepcional, y claramente su legado continuará vigente por muchos años más.