Si alguna vez te has preguntado cómo era nuestro Sol cuando era joven, la respuesta te sorprenderá. A pesar de que hoy en día lo percibimos como una fuente de luz inmutable y predecible, hace unos 4.600 millones de años, durante su formación, nuestro Sol era una estrella completamente diferente. En esa época, experimentaba erupciones solares aproximadamente cada semana, a pesar de brillar solo alrededor de un tercio de lo que brilla ahora.
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Los científicos sospechan que, a pesar de su tenue luz, el Sol primitivo logró mantener a la Tierra lo suficientemente caliente como para que surgiera la vida. Luego, a medida que comenzó a fusionar hidrógeno en helio, se volvió más caliente y brillante a lo largo de millones de años, evolucionando hasta convertirse en la estrella que conocemos hoy.
Observando estrellas jóvenes para comprender nuestro pasado
Si bien, no podemos retroceder en el tiempo para presenciar estos eventos transformadores, gracias al Telescopio Espacial Hubble de la NASA, ahora podemos vislumbrar estrellas similares al Sol, igualmente jóvenes, que se encuentran en otras partes del universo.
Uno de estos ejemplos es HP Tau, una estrella infantil ubicada en la cima de un trío de estrellas brillantes en la última imagen del Hubble. Estas estrellas brillan desde el interior de una cavidad hueca en una nube ondulante de gas y polvo, que a su vez refleja su luz y adquiere un tono azul relajante.
Con solo 10 millones de años, HP Tau es la más joven de sus hermanas. Se encuentra a aproximadamente 550 años luz de la Tierra, en la constelación de Tauro, y aún no ha iniciado el proceso de fusión nuclear que le proporcionará energía y luz. Sin embargo, los científicos creen que, con el tiempo, se convertirá en una estrella similar a nuestro Sol.
El brillo fluctuante de una estrella joven
El brillo de HP Tau fluctúa con el tiempo, tanto de forma periódica como aleatoria. Esta peculiaridad cósmica se debe a la naturaleza caótica de la joven estrella. Los cambios aleatorios en su brillo se atribuyen a la caída de material circundante hacia la estrella y a las llamaradas que estallan en su superficie. Por otro lado, los cambios más periódicos podrían deberse a manchas solares que giran y entran y salen de nuestra vista.
Al observar estrellas similares al Sol en diferentes etapas de sus ciclos de vida, los astrónomos pueden decodificar el pasado de nuestro Sol, comprender mejor su presente y hacer predicciones sobre su futuro. De esta manera, el estudio de estrellas como HP Tau nos ayuda a comprender mejor la historia y la evolución de nuestra propia estrella.