Este 13 de marzo se conmemoró el 243° aniversario desde que William Herschel, un astrónomo de origen germano-británico, avistó por primera vez Urano a través de un telescopio reflector que él mismo había construido. Aquel descubrimiento marcó el séptimo del Sistema Solar, y fue bautizado como Jorge en honor a un monarca británico.
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Ubicado a unos 2.700 millones de kilómetros de la Tierra, su hallazgo parecía improbable con las herramientas que se manejaban, por lo que fue todo un hito en aquel entonces.
El descubrimiento de Urano
En 1781, Herschel inicialmente pensó que había encontrado una “curiosa estrella difusa”. Sin embargo, tras una observación más detenida y discusiones con sus colegas, llegó a la conclusión de que se trataba de un nuevo planeta.
El nombre original de Urano era “Georgium Sidus” (Planeta Jorge). ¿La razón? Fue una propuesta de Herschel para honrar al Rey Jorge III del Reino Unido, pero dicha propuesta no fue bien recibida por la comunidad astronómica internacional, que prefería mantener la tradición de nombrar los planetas en honor a figuras de la mitología griega.
Tiempo más tarde y gracias a la insistencia del astrónomo Johann Elert Bode, el planeta compuesto de agua, metano y amoniaco fue rebautizado como Urano, consolidando su nombre hacia 1827, aunque el Almanaque Náutico británico continuó refiriéndose a él como Jorge hasta mediados del siglo XIX.
Curiosidades de Urano
En ciertas condiciones, el gigante gaseoso puede ser visible incluso sin la ayuda de telescopios, pero su reconocimiento como planeta tardó más de lo previsto.
Esto se debió a la dificultad de distinguirlo como tal, pero más tarde fue la particular órbita del planeta la que finalmente llevó a la comunidad astronómica a aceptar a Urano como el séptimo planeta del Sistema Solar.
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Así, a lo largo de los años, la exploración de Urano nos reveló que se trataba de un gigante de hielo con características únicas, como un eje de rotación inclinado que provoca extremas variaciones estacionales.
Los sobrevuelos, como el de la Voyager 2 en 1986, y más recientemente con las observaciones del telescopio espacial James Webb, ampliaron significativamente nuestros conocimientos sobre Urano, su atmósfera, sus lunas y su sistema de anillos.
De hecho, recién en 2023 los científicos de la NASA confirmaron la existencia de un ciclón polar en Urano y sugirieron la presencia de océanos subterráneos en algunas de sus lunas.
También se compartieron fotos impactantes, que dieron cuenta de que en realidad sabíamos muy poco del séptimo planeta del sistema solar.