Todos sabemos que de las guerras nunca sale nada bueno. Y ahora, una nueva amenaza por parte de Rusia fue revelada por las agencias de inteligencia estadounidenses en colaboración con la OTAN y Asia.
Y es que el New York Times reveló que Vladimir Putin estaría planeando el potencial lanzamiento de un arma nuclear. ¿Hacia dónde? Al espacio. ¿Cuándo? Este mismo año.
Inmediatamente este trascendido generó preocupación y debate sobre las intenciones de Moscú, y mucho más por sus implicaciones para la seguridad mundial.
Putin niega las acusaciones
Esta información habría surgido tras reuniones clasificadas de emergencia entre funcionarios de inteligencia de EE. UU. y aliados de la OTAN y Asia.
Y, según las fuentes de inteligencia citadas por el medio estadounidense, se estableció que Rusia podría estar considerando el envío de una “cabeza de guerra” al espacio.
Si bien se trataría de un arma ‘inofensiva’, más como una demostración que como una real amenaza, el hecho de enviarla a la órbita terrestre plantea dudas en Occidente sobre las capacidades espaciales rusas.
Por su parte el presidente ruso, Vladimir Putin, negó todas las acusaciones sobre sus planes de posicionar armas nucleares en órbita.
Eso sí, sugirió que la inteligencia habría inventado estas advertencias como un esfuerzo por ganar apoyo para Ucrania por parte del Congreso estadounidense.
El ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigu, también refutó las acusaciones de estar violando el tratado espacial de 1967, pero aún así las tensiones aumentan sobre la estabilidad estratégica y las posibles amenazas nucleares.
Estados Unidos advierte a potencias globales
Pero como era de esperar, la defensa de Putin dejó más dudas que certezas. Y ante la incertidumbre de esta amenaza, Estados Unidos optó por advertir a China e India sobre las consecuencias de tal arma.
Asimismo, la potencia norteamericana habría invitado a los asiáticos a usar su influencia para prevenir el despliegue de armas nucleares en el espacio.
Por su parte, funcionarios alemanes expresaron su preocupación de que los restos de tal arma podrían comprometer la órbita terrestre baja. Además de que podría incapacitar satélites o perturbar las comunicaciones globales.
Con todo, si bien Putin negó reiteradamente que Rusia esté planeando la militarización del espacio, las acusaciones y negativas suman incertidumbre a su ya tensa relación con Occidente.
Cualquier despliegue de un arma en el espacio infringiría el Tratado Espacial de 1967, pero eso podría importar poco en tiempos de guerra.