En la vastedad del cosmos, a 694,7 años luz de la Tierra, reside una maravilla celestial conocida como NGC 7293, apodada por los científicos y expertos en la materia, como el ‘Ojo Cósmico’ o el ‘Ojo de Dios’. Esta nebulosa planetaria, una de las más brillantes y cercanas a nuestro planeta, nos ofrece un fascinante espectáculo de colores, formas y misterio capturada por el Telescopio Espacial Hubble.
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Descubierta antes de 1824 por Karl Ludwig Harding, la Nebulosa de la Hélice –nombre alternativo de NGC 7293– es el resultado de la muerte de una estrella similar a nuestro Sol. En sus últimas etapas, la estrella expulsó sus capas exteriores, creando una burbuja de gas caliente que se expande y brilla con intensidad.
Con un tamaño de 2,87 años luz, la nebulosa presenta una estructura en forma de ojo, con un núcleo central brillante y capas de gas que se expanden hacia el exterior. Los colores predominantes son el rojo, el verde y el azul, producto de la interacción de la luz ultravioleta de la estrella central con el gas eyectado.
La Nebulosa de la Hélice es una de las nebulosas planetarias más estudiadas por los astrónomos. Su cercanía a la Tierra y su brillo la convierten en un laboratorio natural para comprender la evolución estelar.
Las imágenes de la Nebulosa de la Hélice, capturadas por telescopios como el Hubble, son un verdadero deleite para los amantes de la astronomía. La combinación de colores vibrantes y la estructura única de la nebulosa la convierten en un objetivo popular para la astrofotografía.