Espacio

James Webb lo hace de nuevo: Ahora ya conocemos mejor las enanas marrones

Que no son ni tan enanas, ni tan marrones.

Telescopio Espacial James Webb- Telescopio Espacial James Webb-

Aunque el nombre pueda sugerir lo contrario, las enanas marrones resultan ser fascinantes objetos estelares, con sus propios encantos y misterios. Los astrofísicos, aún no completamente familiarizados con estas entidades, están empleando el observatorio espacial James Webb para revelar algunos de sus secretos.

PUBLICIDAD

Origen y composición

Las enanas marrones nacen de nubes de polvo y gas, con una composición inicial similar a otras estrellas. Contienen alrededor de un 70% de hidrógeno, un 25% de helio y un 5% de elementos más pesados que el helio.

Su peculiaridad radica en que, a diferencia de las estrellas, no alcanzan la masa necesaria para iniciar reacciones de fusión nuclear sostenible.

Actividad temporal

A pesar de no alcanzar la fusión sostenida, algunas enanas marrones pueden fusionar deuterio, litio y tritio en su juventud debido a su masa inicial inferior a 0,08 masas solares. Sin embargo, esta actividad es efímera, y eventualmente se contraen y enfrían hasta alcanzar el equilibrio.

Descubrimiento de W1935

Recientemente, astrónomos utilizando el observatorio espacial James Webb descubrieron una enana marrón llamada W1935 que emite radiación infrarroja a partir del metano en su atmósfera. Este fenómeno, no observado previamente, presenta un enigma intrigante.

Radiación infrarroja y auroras polares

W1935, siendo pequeña y no emparejada con ninguna otra estrella, desafía la explicación convencional sobre la fuente de energía responsable de la emisión de radiación infrarroja. Los astrónomos proponen un mecanismo similar a las auroras polares terrestres, donde partículas cargadas interactúan con la magnetosfera.

Sin embargo, en este caso, la enana marrón no está expuesta al viento solar, planteando incertidumbres sobre la fuente de energía adicional.

PUBLICIDAD

Desafío a la explicación

A diferencia de la Tierra, donde las auroras polares se deben al viento solar, W1935 presenta un desafío para los astrónomos al carecer de esta influencia externa.

La energía adicional que desencadena la emisión de radiación infrarroja aún no se comprende completamente y podría derivar de procesos internos o interacciones con el plasma de una estrella cercana.

Aunque queda trabajo por hacer para comprender completamente estos fenómenos en las enanas marrones, la utilización del observatorio espacial James Webb ha revelado un aspecto único y misterioso en estos objetos celestes, resaltando la importancia continua de explorar y comprender los secretos del universo.

PUBLICIDAD

Tags


Lo Último