Hace medio siglo, durante la misión Skylab 4 en la década de 1970, se registró lo que se considera la primera huelga espacial. En este vuelo, protagonizado por astronautas novatos, se enfrentaron a condiciones incómodas y a una abrumadora carga de trabajo impuesta por la NASA.
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El descontento se manifestó en errores, retrasos y la ocultación de síntomas de mareo y vómitos.
La tripulación, compuesta por Gerald Carr, William Pogue y Edward Gibson, se vio abrumada por instrucciones detalladas y una microgestión constante desde Houston. La falta de tiempo para aclimatarse a la ingravidez y las condiciones incómodas en el Skylab generaron tensiones.
Además, el descontento se vio agravado por problemas logísticos, como la falta de iluminación dentro de los armarios y la dificultad para encontrar objetos.
Las incomodidades, combinadas con la presión del trabajo, llevaron a una aparente “rebelión”. Los astronautas comenzaron a cometer errores y a retrasarse en sus experimentos. Incluso, se rumoraba que desconectaron la radio en el día de Navidad, generando malentendidos.
Sin embargo, tras una teleconferencia con la NASA, se llegó a un consenso para aligerar la agenda y dar prioridad a la investigación clave.
A pesar de los desafíos, la tripulación del Skylab 4 logró completar todos los experimentos programados y algunos adicionales. Este episodio destaca la importancia de la psicología en las misiones espaciales y la necesidad de flexibilidad en la gestión del tiempo.
Aunque se ha mitificado como un “motín”, la realidad fue una adaptación a condiciones extremas y demandas excesivas.