La carrera espacial ya no sólo es entre países. Y es que actualmente estamos en una era marcada por la creciente participación de empresas privadas en misiones a la Luna.
PUBLICIDAD
Compañías espaciales como Astrobotic o Intuitive Machines están a la vanguardia en esta área, y pronto planean cambiar el panorama de la exploración lunar.
La carrera privada por la Luna
Astrobotic, una empresa emergente en el campo aeroespacial, está centrando sus esfuerzos en desarrollar su misión Peregrine 1, un proyecto destinado a transportar carga científica y otros equipos a la Luna.
Con planes de enviar su primera misión en 2024, Peregrine se enfocará en llevar entre 70 y 100 kg de carga a distintas localizaciones lunares.
Asimismo, Astrobotic ya planea misiones a los polos lunares y zonas intermedias, junto con futuras misiones que incluirían el transporte de cargas más pesadas e incluso vehículos a través de su módulo de descenso Griffin.
Por otro lado y casi en paralelo, Intuitive Machines está preparando su misión IM-1 a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX.
Esta misión simboliza la colaboración entre diferentes actores del sector privado y la NASA, que ahora actúa más como cliente que como gestor directo de proyectos espaciales.
PUBLICIDAD
¿Qué rol cumplen los países?
Esta transformación en la exploración espacial implica que la NASA delegue responsabilidades a compañías privadas.
Y mientras empresas como Astrobotic y Intuitive Machines avanzan en sus preparativos para misiones lunares, la Agencia Espacial Europea (ESA) también se está adaptando a esta nueva realidad.
La ESA planea integrar más estrechamente al sector privado en sus futuras estrategias, siguiendo un enfoque similar al de la NASA.
Además, otros países y regiones, como China, India, Israel y los Emiratos Árabes Unidos, están intensificando sus esfuerzos en la exploración espacial.
Con todo, el impacto de estas misiones privadas sin dudas será significativo, permitiendo múltiples opciones de lanzamiento y operaciones.
Ya veremos cómo se adaptan a los desafíos legales y éticos, y la necesidad de una regulación internacional que equilibre estos intereses.
