La NASA culminó el año con seis fotografías detalladas de Ío, la luna más cercana a Júpiter y la más volcánica del sistema solar, capturadas por la sonda Juno.
El sobrevuelo del satélite el 30 de diciembre permitió obtener las primeras imágenes de los polos norte y sur, siendo este acercamiento a 2.800 kilómetros el más cercano en más de dos décadas.
Ío, una de las lunas galileanas, es la cuarta más grande de Júpiter y tiene un diámetro de 3.600 kilómetros. A pesar de su semejanza con la Luna de la Tierra en composición, es excepcionalmente activa geológicamente, albergando una gran actividad volcánica que emana azufre, otorgándole su característico tono amarillo-rojizo.
La intensa actividad volcánica se atribuye a las fuerzas de marea generadas por la interacción gravitatoria con Júpiter, Europa y Ganímedes, que agitan y calientan su interior.
Con una atmósfera compuesta principalmente de dióxido de azufre, sus partículas ionizadas crean un cinturón de radiación alrededor del satélite, convirtiéndolo en un lugar inhóspito con la menor cantidad de agua de todos los objetos conocidos del sistema solar.
La sonda Juno, lanzada en 2011 y actualmente en misión extendida, ha proporcionado información detallada sobre Júpiter, revelando datos cruciales sobre su composición, gravedad, campo magnético, auroras, atmósfera y estructura interna.
La misión, que iba a finalizar en 2018, ha sido prolongada varias veces, acumulando 56 sobrevuelos alrededor de Júpiter y varios encuentros cercanos con las lunas más grandes del planeta.
A pesar de su exitosa misión, Juno está mostrando señales de deterioro en sus instrumentos debido a la intensa radiación del entorno joviano.
A pesar de ello, se planea un nuevo sobrevuelo de Ío el 3 de febrero de 2024, con la sonda pasando a apenas 1.500 kilómetros de su superficie. La misión extendida de Juno está programada para finalizar a finales de 2025.