Las agencias espaciales tienen un pasado oscuro. Con cualquier animal que se les ocurría hacían el experimento de mandarlos al espacio, sometiéndolos a condiciones antinaturales para ellos. Era, en concreto, una forma de probar como reacciona la anatomía de sus cuerpos, para luego enviar astronautas. Uno de los tantos casos es el de Félicette, la primera gata que conoció las estrellas.
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Félicette pasó del abandono a viajar al espacio. Formó parte de un programa espacial de 14 gatos en Francia, que fueron entrenados en la década de los 60 para viajar más de 150 mil metros de la superficie de la Tierra.
Es sin muchos rodeos, la primera gata astronauta. Fue lanzada al espacio el 18 de octubre de 1963 a bordo de un cohete Véronique AGI desde el Centro interarmées d’essais d’engins spéciaux en Argelia.
Hay quienes dicen que el vuelo alcanzó los 152 kilómetros de altura y otros que llegó hasta los 157. Todos coinciden en que la gatita permaneció al menos cinco minutos en total ingravidez.
Félicette era una gata callejera. El portal Viva USA explica que en ese entonces probaron con hembras, debido a que los machos eran muy explosivos y no iban a poder soportar el entrenamiento de semanas, y mucho menos el viaje espacial.
El gobierno francés la seleccionó para la misión porque era una gata sana y activa. Fue entrenada durante varios meses para la misión, y se le colocaron electrodos en el cerebro para registrar su actividad cerebral durante el vuelo.
El lanzamiento de Félicette fue un éxito, y la gatita regresó a la Tierra sana y salva. El experimento demostró que los gatos podían sobrevivir al viaje espacial, y ayudó a preparar el camino para las misiones espaciales humanas.
La parte NO tierna
Después de su regreso a Félicette la sacrificaron en 1964, a la edad de dos años. Le extirparon los electrodos del cerebro, con la intención de estudiar los efectos del viaje espacial en su cuerpo.