El ciclo solar sigue dando dolores de cabeza a los científicos y astrónomos que observan detenidamente la actividad de nuestra estrella masiva. De acuerdo con datos recientes, el Sol registra los niveles más altos de los últimos 20 años.
La actividad solar es un ciclo de aproximadamente 11 años en el que el Sol experimenta cambios en su campo magnético. Durante el período de máxima actividad, que es el que se está atravesando en este momento, el Sol produce más manchas solares, eyecciones de masa coronal y las sorprendentes llamaradas.
En estos últimos meses, el Sol ha registrado los niveles de actividad más altos en los últimos 20 años. Esto se debe a que el Sol está entrando en su período de máxima actividad, que se espera que alcance su punto máximo en 2025.
De hecho, científicos estadounidenses detectaron en agosto de este mismo año, que el Sol está emitiendo una cantidad extraordinaria de rayos gamma: es la radiación de mayor energía jamás registrada. La cifra equivale a mil millones de electronvoltios.
El equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Michigan y otras instituciones de otros países publicó los resultados de su estudio recientemente en Physical Review Letters.
“Después de analizar los datos de seis años, apareció este exceso de rayos gamma”, afirmó la astrofísica Mehr Un Nisa, al frente de la investigación. “El Sol es más sorprendente de lo que sabíamos”.
Impacto de esta actividad solar en la Tierra
El aumento de la actividad solar puede tener un impacto significativo en la Tierra.
- Interrupción de las comunicaciones: Las manchas solares pueden causar interferencias en las comunicaciones por radio y satélite. Esto puede dificultar o imposibilitar las comunicaciones internacionales, las operaciones bancarias y las transacciones financieras.
- Apagones: Las eyecciones de masa coronal pueden causar apagones. Esto se debe a que las erupciones solares pueden sobrecargar las redes eléctricas, lo que puede provocar cortes de energía.
- Auroras boreales: Las llamaradas también pueden causar auroras boreales en latitudes más bajas. Esto se debe a que las erupciones solares pueden liberar grandes cantidades de energía, que pueden interactuar con el campo magnético de la Tierra.
