La tercera década de este nuevo milenio trajo consigo la normalización del turismo espacial. Dos empresas se alzan con opciones suborbitales para ofrecer a quienes quieran vivir la experiencia, sin igual, de ver la Tierra a una altura que supera cualquier vuelo comercial.
PUBLICIDAD
Se trata de Virgin Galactic, con estrenó de manera oficial para tres clientes, sus vuelos suborbitales, y Blue Origin, que ya probó con una misión privada de prueba en la que participó el dueño de esta empresa, Jeff Bezos.
El mundo espera a que pronto se sume SpaceX, con una iniciativa que va a superar a las dos mencionadas, debido a que la empresa de Elon Musk, literalmente ofrecerá la experiencia astronautas a sus clientes.
Una nota de Infobae explica algo muy interesante: las limitaciones del turismo espacial son el espacio mismo y nada más. No existe un hotel con desayuno incluido, un paseo de tres días por un archipiélago espacial o una sala en la que se ofrezca un día de spa orbital.
Es ir al espacio y nada más. Los planes de SpaceX pretenden nutrir esta oferta, y en un futuro que quizás no veamos, incluir los viajes a la Luna, con hotel incluido o hacia una estación espacial que servirá de sitio de alojamiento exclusivo: ambos son proyectos reales.
Sin embargo, por ahora, son exclusivamente para multimillonarios. Los pasajes de los vuelos suborbitales de Virgin Galactic y Blue Origin se sitúan sobre los 450 mil dólares. Mientras que las iniciativas de SpaceX, en las que se sale a la órbita de la Tierra costarían decenas de millones de dólares.
La experta en turismo, Rachel Fu, estima que podría transcurrir una década (o quizás más) para que viajar al espacio se vuelva una experiencia posible para la clase media.
“Los costos que significan los viajes espaciales son extraordinariamente altos y requieren tecnología de punta e inmensos recursos. Con suerte, con los avances tecnológicos y la posible entrada de más actores a la industria, podríamos ver una reducción gradual de los costos”, indicó según reseñó Infobae.