La verdadera oscuridad del universo es un reto. La atmósfera terrestre emite un brillo tenue incluso en la noche más oscura debido a la luz ultravioleta del Sol y los rayos cósmicos que interactúan con la atmósfera superior. Incluso en los observatorios más avanzados, la contaminación lumínica atmosférica limita la visión de los telescopios terrestres.
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Como recuerda Science Alert, telescopios como el Hubble y el James Webb obtienen vistas más puras del cielo al encontrarse más allá de la atmósfera terrestre. No obstante, estos telescopios aún no capturan el cielo verdaderamente oscuro.
El polvo difuso en nuestro Sistema Solar dispersa la luz, y cada partícula contribuye a un resplandor conocido como “sunglow”. Incluso en el espacio interplanetario, la noche no es completamente oscura.
¿La solución? La New Horizons
Para experimentar la oscuridad cósmica en su máxima expresión, sería necesario viajar más allá del polvo y llegar al borde exterior de nuestro Sistema Solar, más allá de Plutón. Naves como las Voyager I y II han alcanzado esta región, y la nave espacial New Horizons de la NASA también se ha aventurado más allá.
New Horizons, después de explorar Plutón y el cinturón de Kuiper, se encuentra ahora a una distancia dos veces mayor del Sol. Recientemente, el equipo de la misión dirigió su mirada a un rincón del cielo alejado de la Vía Láctea y el resplandor del Sol, para medir cuánta luz capturaba la cámara.
Compararon estos datos con los del telescopio espacial Hubble y descubrieron un misterioso brillo tenue inesperado, que mantiene con intriga a los astrónomos.
A pesar de estar en una región del espacio donde se espera poca luz de fondo, el brillo medido por New Horizons resultó ser aproximadamente el doble. Para resolver este enigma, el equipo planea observar más áreas oscuras en el próximo mes, buscando comprender mejor la oscuridad pura del cosmos o desentrañar la causa de este brillo inesperado.
