Se ha dicho que en el futuro el robot suplirá al astronauta en los viajes espaciales, sobre todo por temas económicos y los riesgos que corren los humanos. Ya hubo un predecesor, que sirvió de compañía a una persona: su nombre era Kirobo.
El primer robot que viajó al espacio fue una creación japonesa, específicamente de la empresa Toyota. Llegó a la Estación Espacial Internacional el 9 de agosto de 2013, en un cohete de suministro, con el fin de acompañar al astronauta nipón Koichi Wakata.
Kirobo es la mezcla de las palabras “esperanza” y “robot”, en el idioma de su país de origen. Este aparato, muy parecido al popular cómic Astro Boy, medía 34 centímetros y pesaba cerca de un kilogramo.
Contaba con una amplia gama de movimientos, pero lo más importante es que estaba programado para comunicarse con Wakata. Solo reconocía, por eso, el idioma japonés.
El robot astronauta estuvo durante 18 meses en la Estación Espacial Internacional, recopilando información y compartiendo con Wakata. Luego volvió, sano y salvo, a manos de los ingenieros de Toyota.
El pequeño heredero del robot Kirobo
Después de la misión de Kirobo, Toyota creó una versión reducida del robot para comercializarla: así nació Kirobo Mini. Solo tenía 10 centímetros de altura, pero podía memorizar las preferencias del usuario, y reconocer gestos y expresiones con una cámara interna.
De acuerdo con el portal Motor Pasión, Kirobo Mini se vendió al equivalente de unos 350 euros entre 2017 y 2018, más una cuota de 2 euros mensuales para utilizar la plataforma de servicio.
La aplicación Kirobo Mini se mantuvo activa hasta el 31 de diciembre de 2022.
Recientemente, una misión de la empresa japonesa Ispace a la Luna intentó llevar otro pequeño robot, de nombre SORA-Q, creado por la empresa juguetera Takara Tomy. Sin embargo, los ingenieros en la Tierra perdieron contacto con la nave, así que todo quedó perdido en el satélite natural.
Todo, hasta el pequeño robot SORA-Q.