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Explosión del Starship de SpaceX: ¿Qué fue lo que salió mal en el lanzamiento del cohete de Elon Musk?

Pasaron 13 días para que Elon Musk contara los detalles de lo que ocurrió con el lanzamiento de prueba del Starship de SpaceX.

El Starship de SpaceX debería ser el cohete que las próximas tripulaciones de astronautas van a utilizar para los viajes espaciales. En teoría, es la nave elegida en la que viajaríamos a la Luna y si los objetivos se cumplen, a Marte.

Y aunque ciertamente un dispositivo de esta magnitud no se construye de un día a otro, a muchos se les está acabando la paciencia con los múltiples intentos o pruebas fallidas, de la iniciativa de la empresa de Elon Musk.

La Starship de SpaceX hizo historia al convertirse en el cohete más alto y poderoso jamás construido. Sin embargo, su lanzamiento el pasado 20 de abril no salió según lo planeado. A medida que el vehículo alcanzaba los 40 kilómetros de altura sobre el Golfo de México, las cosas empezaron a complicarse.

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El cohete, construido en acero en Texas, terminó autodestruyéndose en un descenso descontrolado, dejando tras de sí una gigantesca nube de polvo y un cráter en la plataforma de lanzamiento, según reseña Gizmodo.

Después de varios días de silencio, Elon Musk, fundador de SpaceX, ha decidido explicar lo sucedido a través de un Twitter Spaces. El despegue de la Starship resultó ser más lento de lo esperado. El cohete tardó cinco segundos en separarse de la plataforma de lanzamiento, lo que resultó excesivo para la estructura de acero y el suelo de hormigón.

Como resultado, el cohete se desplazó ligeramente en horizontal debido al apagado previo de tres motores defectuosos, lo que evitó un desastre al evitar una colisión con la torre de lanzamiento.

Los cinco segundos de despegue provocaron la expulsión de arena y rocas, dañando la zona de lanzamiento. A pesar de estar hecha de un hormigón de alto rendimiento, el impacto de la potencia de los motores comprimió la arena y rompió el suelo.

Durante el vuelo, se produjeron múltiples fallos en los motores, incluyendo la explosión de uno de ellos, el mal funcionamiento de los sistemas de control y la falla del Sistema de Terminación de Vuelo (FTS), encargado de destruir el cohete en caso de emergencia. Estos problemas han puesto en entredicho la fiabilidad de los motores Raptor utilizados en la Starship.

A pesar de los contratiempos, la Starship demostró tener una resistencia estructural sorprendente al mantenerse intacta durante el descontrolado vuelo. Elon Musk considera que este incidente proporcionó valiosos datos para futuros lanzamientos.

Sin embargo, el fallo en el sistema de autodestrucción ha llevado a una suspensión de los vuelos de la Starship hasta que se complete la investigación por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA). Además, la NASA, que planea utilizar la Starship para su misión Artemis III a la Luna, está observando de cerca el desarrollo de la situación.

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A pesar de los desafíos y retrasos, Elon Musk mantiene su optimismo y estima que existe un 80% de probabilidad de que el cohete logre llegar a la órbita terrestre en 2023. SpaceX continuará invirtiendo en el desarrollo de la Starship y trabajando estrechamente con los reguladores para garantizar la seguridad y el éxito de futuros lanzamientos.

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