La Estación Espacial Internacional (ISS) tiene prácticamente una fecha fijada para su muerte por parte de la propia Agencia Espacial de la NASA y todas las instancias involucradas en su operación.
Se estima que para el año 2030 o 2031 será necesario poner fin a la operación del sitio y por ende iniciar una serie de complejas maniobras, tanto para habilitar un relevo como para deshacerse de esta instalación.
Hace algunas semanas vimos cómo la agencia presentó su plan de menos de mil millones de dólares para despachar a la ISS y llega el momento de abordar con detenimiento las implicaciones de este proyecto.
En este punto la NASA iniciaría el proceso político y burocrático para autorizar los fondos a la destrucción de la Estación Espacial, teniendo cómo margen ideal el año 2024 para comenzar con las labores que tomarían años.
Así la NASA planea deshacerse de la Estación Espacial Internacional
A lo largo de dos décadas la ISS ha servido a la comunidad científica pero todo llega a su fin. Ahora los colegas de Space y la Smithsonian Magazine, han recopilado los pormenores generales de este plan para deshabilitar la Estación Espacial Internacional.
En donde, a grandes rasgos, se plantea desarrollar un remolque de desorbitado para terminar estrellando las instalaciones contra el Océano Pacífico.
Lo curioso aquí es que la NASA no planea lanzar otra estación espacial en órbita para reanudar sus operaciones. No por lo menos bajo las mismas cualidades y dinámica que la que será destruida.
Pero ahora la agencia espacial apuesta por un futuro donde las compañías privadas, como SpaceX o Blue Origin, puedan evolucionar también y lanzar estaciones espaciales comerciales allá arriba.
De manera que ahora tanto la NASA como las demás instancias de investigación y desarrollo puedan contratar los servicios de dichas estaciones, casi como si fuera un airbnb.
Axiom Space, la misma compañía detrás de los nuevos trajes espaciales de la NASA, sería, en teoría una de las firmas de mayor peso en esta nueva etapa.
Aunque honestamente quedan demasiadas variables por despejar. La ISS dejará de existir, pero habrá otras estaciones, como la china, que seguirán allá arriba operando.
A la par que empresas como las ya mencionadas, junto a Northrop Grumman, Voyager Space y Nanoracks también se están apuntando para ver cómo pueden intergrarse a esa nueva dinámica.
La máxima duda por el momento es cómo podrían organizarse tantas empresas privadas para construir sus estaciones espaciales allá arriba y volverlas rentable en un mercado tan reducido.