Lanzada en agosto del 2011 por el programa Nuevas Fronteras de la NASA, la sonda espacial Juno es uno de los tantos proyectos exitosos de la agencia de astronomía norteamericana. Llegó a Júpiter en el 2016 y desde entonces explora las regiones cercanas al gigante gaseoso.
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Es la primera herramienta que nos mostró a Júpiter tal y como lo habían teorizado los científico. Y a pesar de llevar tanto tiempo en las lejanas regiones de nuestro Sistema Solar su trabajo se sigue ejecutando como en sus primeros días.
Júpiter tendría unas 600 lunas, dicen los estudios científicos. Pero es tan grande el planeta que es muy complejo ubicarlas a todas. Por ahora, solo hay 92 satélites naturales confirmados y una de las más importantes es Ío.
Descubierta en 1610, en algún momento se teorizó que en esta superficie podría haber vida. Sin embargo, años de observaciones lejanas determinaron que es prácticamente imposible. Y ahora, gracias a un reciente acercamiento de Juno, la NASA obtuvo imágenes inéditas de Ío que confirman muchos elementos sobre su composición.
Es una luna inhóspita, es lo primero que tenemos que saber. De acuerdo con lo que reseña Computer Hoy registra temperaturas que ascienden a los 1725 grados centígrados. Además cuenta con un enjambre de volcanes en actividad, que generan ríos de lava.
La calidad de las imágenes no es perfecta, pero se trata de las fotografías más realistas que se han obtenido por parte del instrumento de la NASA.
Las fotos se tomaron a poco más de 51 mil kilómetros y las imágenes muestran unas manchas marrones y rojizas que confirman lo volcánico de esta luna.
Todavía quedan otros nueve acercamientos de Juno sobre Ío. Estas fotos fueron tomadas a 51 mil kilómetros, pero en mayo de este año estará a 35 mil. La mejor de todas debería ser la de febrero del 2024, cuando se posicionará a tan tolo 1.500 metros de distancia.