Imaginemos esto: un astronauta, por una causa desconocida, se quita el casco durante una caminata espacial. Una auténtica historia de terror que culminaría de la peor manera.
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Viajar al espacio exterior tiene sus riesgos. Cuando se superan los 13 mil metros de altura, la falta de oxígeno comienza a sentirse.
A una presión mínima, un ser humano no puede mantenerse vivo más de unos pocos segundos. Nuestra atmósfera en la Tierra es única: para volar al espacio es necesario que la presión y composición en un módulo se parezcan a las condiciones de nuestro planeta.
Y para salir en una caminata espacial es insustituible un casco.
Como explica la NASA, el casco espacial sirve como una burbuja y está hecho de plástico fuerte para mantener contenida la presión dentro del traje.
Además, posee un sistema de ventilación que proporciona oxígeno a los astronautas.
Más elementos del casco espacial
Además de tener el sistema de ventilación, el casco posee un pequeño bloque de espuma para que los astronautas puedan rascarse la nariz. Parece una tontería, pero es ultra útil.
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Fuera de la burbuja existe una visera protectora, que evita que aquella se golpee o raye. Mientras que en la parte superior de la visera está un parasol, que sirve para proteger la vista de la persona.
Recordemos que los rayos de sol son mucho más fuertes en el espacio.
Cada casco está hecho con una forma elíptica, que brinda una mejor vista de los pies del caminante.
Sin el casco, ¿qué es lo peor que puede ocurrirle a un astronauta?
Pero, ¿qué pasaría específicamente si un astronauta se quita la protección durante una caminata espacial?
Someterse al vacío del espacio implica que todo el aire saldrá de sus pulmones, perdiendo el conocimiento en cuestión de segundos. Sin oxígeno, la persona morirá de asfixia en solo dos minutos, probablemente menos.
Finalmente, el cuerpo se congelará y flotará para siempre.
Como hemos dicho, toda una historia de terror.