La Vía Láctea ha devorado al menos a seis pequeñas galaxias, algo que los astrónomos han probado al ver los restos de las mismas en un nuevo mapa del espacio que permite conocer más sobre la historia y formación de nuestra galaxia.
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De acuerdo con un informe publicado en el sitio web de Nat Geo en Español que cita un estudio de The Astrophysical Journal, estas seis pequeñas galaxias sucumbieron durante los últimos 13 mil años, víctimas de la atracción gravitatoria.
Este grupo de galaxias se estiró hasta convertirse en una banda denominada corriente estelar, que luego millones de años se desvaneció y se integró al halo que se extiende desde el disco hasta los distintos brazos en espiral de la Vía Láctea.
Esta fusión también dejó escombros de las pequeñas galaxias satélite y cúmulos globulares, pero los restos sirven para conocer más sobre Vía Láctea y cómo se ha “alimentado”.
Una nueva línea del tiempo
Para fortalecer el hallazgo de los restos, un equipo de astrónomos del Instituto Max Planck de astronomía creó una línea del tiempo que revela cómo la Vía Láctea devoró la media docena de galaxias.
Gaia, la sonda espacial de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) lanzada en 2019 que se encarga de realizar mediciones para crear mapas tridimensionales de la Vía Láctea, realizó las observaciones y generó este mapa en el espacio.
El estudio se centró en 170 cúmulos globulares, 41 corrientes estelares y 46 galaxias satélite de la Vía Láctea y tras analizar su energía, los expertos clasificaron el 25 por ciento de los objetos en seis grupos distintos, cada uno perteneciente a una galaxia que se fusionó con la nuestra.
Como bien saben los fanáticos de la investigación espacial, las galaxias Gaia-Encelado, Cetus, LMS/1Wukoong, Sequoia y Sagitaria se fusionaron en el pasado con la Vía Láctea, pero ahora, el nuevo estudio identificó los remanentes de una galaxia engullida que no habían sido vistos hasta ahora: fue bautizada como Pontus.