Los astronautas conforman una comunidad reducida en comparación con la población mundial y hay un motivo concreto para que sea así. Llegar a convertirse en uno no es tarea sencilla y exige una ardua trayectoria formativa.
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Las películas de acción y ciencia ficción como Interstellar o The Martin romantizan a veces el proceso de entrenamiento y formación de cada explorador espacial.
A eso se suma la nueva moda del turismo espacial, donde casos como los de Katya Echazarreta y Blue Origin crean esta suerte de historia idílica donde cualquiera puede salir al espacio exterior con algo de preparación y un poco de suerte.
Pero lo cierto es que realizar vuelos suborbitales o incluso por encima de la atmósfera es un “paseo en el parque” comparado con todo lo que puede implicar una misión espacial en forma.
Los astronautas más preparados incluso viven largos periodos de tiempo fuera de este planeta, realizando sus labores y experimentos en la Estación Espacial Internacional y demás similares en ciernes.
Dimensionar tal situación nos lleva a plantearnos necesariamente una pregunta:
Qué hacen los astronautas cuando tienen una emergencia médica en el espacio
Los colegas de El Confidencial acaban de publicar un interesante artículo que aborda justamente este tema de manera profunda en distintos escenarios potenciales.
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Donde parten de lo obvio, cada persona habitando la Estación Espacial Internacional cuenta con una función. labor y responsabilidad específica.
De modo que se cuenta siempre con un oficial médico altamente capacitado para dar primeros auxilios y atender casos más complejos, que puedan implicar coser heridas, suministrar inyecciones o hasta realizar intervenciones quirúrgicas menores.
Así mismo todos los astronautas arriba en la ISS están entrenados para aplicar medidas básicas médicas de emergencia, incluso en el caso de un ataque cardíaco con algún miembro de la tripulación.
Pero el asunto con el artículo del confidencial se pone interesante cuando se trata de escenarios concretos de emergencias.
Desde el surgimiento de un caso de contagios de gripe, altamente transmisible en un entorno regido por la micro gravedad.
Pasando por herida, abrasiones, golpes o fracturas, con todo un protocolo establecido ya para atender estas emergencias con apoyo remoto.
Sin embargo, escenarios como la necesidad de una cirugía seria no dejan mayor alternativa que regresar a la Tierra.
A futuro se habla de la posibilidad de implementar sistemas de Inteligencia artificial o aprovechar el avance de las telecomunicaciones para dar consultar a distancia o aplicar la telemedicina, ampliando la disponibilidad de especialistas médicos “a bordo” de forma remota y virtual.
El artículo de El Confidencial no tiene desperdicio alguno y sí es una labor reconocible de investigación.
