En 1975, NASA envió dos sondas a Marte, como parte del Programa Viking para la exploración del planeta rojo. Fueron llamadas Viking 1 y 2, cada una con un orbitador y un módulo de aterrizaje: ambas llegaron a la superficie un año más tarde, luego de varios meses de examinarla desde el espacio.
PUBLICIDAD
El 3 de septiembre de 1976, gracias a Viking 2, se pudo fotografiar el suelo de Marte, un hecho histórico para la humanidad.
No era la primera vez que una nave alcanzaba Marte: en 1971, la Unión Soviética envió a la Mariner 9, pero a su llegada se perdió el contacto con ella.
En el caso de las sondas hermanas Viking, sí se pudo mantener la comunicación desde Estados Unidos, hasta 1982 y 1980, respectivamente, cuando se agotaron sus baterías.
Las hermanas Viking de la NASA, rumbo a Marte
Para evitar caer en el fallo soviético, NASA decidió enviar dos naves con el cohete Titan III-E-Centaur, desde Cabo Cañaveral. Las dos sondas pesaban lo mismo, 3.5 toneladas, y contaban con iguales elementos para examinar al planeta rojo.
Viking 1 partió desde la Tierra el 20 de agosto de 1975, mientras que su sonda hermana lo hizo el 9 de septiembre de ese año.
Para 1976, ambas estaban en la superficie marciana, con Viking 2 tomando las primeras fotografías, en las que se ven las rocas que hoy nos son tan comunes con su color rojizo.
PUBLICIDAD
Lo hallado por ambas sondas en el planeta rojo
Explica la NASA que Viking 1 operó en Chryse Planitia durante más de seis años, obteniendo la primera muestra de suelo marciano con su brazo robótico y un laboratorio biológico especial.
“Si bien no encontró rastros de vida”, señala la agencia en su portal, “Viking 1 ayudó a caracterizar mejor a Marte como un planeta frío con suelo volcánico, una atmósfera delgada y seca de dióxido de carbono, además de la evidencia sorprendente de antiguos lechos de ríos y grandes inundaciones”.
Mientras, Viking 2 estuvo en Utopia Planitia y ayudó en la toma de imágenes de alta resolución, estudiando también la superficie y la atmósfera del planeta rojo.
“Tanto los módulos de aterrizaje Viking 1 como 2 se beneficiaron enormemente de sus contrapartes en órbita”, apunta la agencia, “que tomaron imágenes que ayudaron a los controladores de la misión a navegar los módulos de aterrizaje a sitios seguros”.