La Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, comenzada poco antes del final de la Segunda Guerra Mundial por la separación ideológica entre ambas naciones, tuvo una pausa en 1975. Norteamérica y Rusia iniciaron la colaboración espacial con la unión de las naves Apolo y Soyuz.
PUBLICIDAD
Ocurrió el 17 de julio de 1975, cuando una nave espacial Apolo, con los tripulantes Thomas Stafford, Donald Slayton y Vance Brand, se acopló con una Soyuz, que contaba con los cosmonautas Aleksey Leonov y Valeriy Kubasov.
Durante casi dos días de actividades conjuntas, astronautas y cosmonautas realizaron varios experimentos e intercambiaron artículos conmemorativos. En palabras de la NASA, “el exitoso proyecto de prueba Apolo-Soyuz allanó el camino para futuras asociaciones internacionales”.
Hoy, aunque se hayan distanciado por la Guerra en Ucrania, Estados Unidos y Rusia continúan con su colaboración en la Estación Espacial Internacional. Pero en 1975 comenzó todo.
La unión espacial entre Estados Unidos y Rusia, un simbolismo enorme
El Proyecto de pruebas Apolo-Soyuz vio luz verde tres años antes del acoplamiento, en 1972, con un acuerdo firmado por el presidente norteamericano Richard Nixon y el premier soviético Aleksey Kosygin.
Ambos gobiernos buscaban un deshielo, iniciado por Nixon, que le llevaría incluso a una gira por la China de Mao Tse-Tung y por la Unión Soviética.
Durante la preparación del vuelo, los cosmonautas y sus compañeros de reemplazo viajaron al Centro Espacial Johnson, y los astronautas lo hicieron a Moscú.
PUBLICIDAD
El módulo de acoplamiento fue diseñado y construido en Estados Unidos, con el fin de que ambas naves pudieran unirse sin problemas, como ocurrió.
Ambas naves salieron desde la Tierra el 15 de julio de 1975, encontrándose dos días más tarde. Vencidas temporalmente las barreras ideológicas, quedaba una importante: la del lenguaje. Resolvieron que los estadounidenses aprendieran y hablaran ruso, y los rusos aprendieran y hablaran inglés.
A las 3:17 de la tarde del 17 de julio de 1975 se abrió la escotilla 3. Dos minutos más tarde, el comandante de Apolo, Stafford, y el comandante de Soyuz, Leonov, se dieron la mano. “Me alegro de verte”, dijo el estadounidense al soviético, en ruso. Respondió en inglés el cosmonauta: “Me alegro de verte. Muy, muy feliz de verte”.
Luego del intercambio de objetos conmemorativos, incluyendo banderas y placas, de una comida y del descanso, comenzaron las labores, que quizás pasaron a un segundo plano, viendo el político como el principal.
El retorno a casa luego del encuentro “de dos mundos”
Pasadas 44 horas desde el encuentro, ambas naves se separaron. Los rusos volvieron 30 horas después a la Tierra, mientras que los norteamericanos estuvieron en órbita hasta el 23 de julio.
Veinte años más tarde, ambos países volvieron a colaborar, esta vez en el proyecto Soyuz-Shuttle y ya con la Unión Soviética derrumbada, quedando Rusia como país independiente.
En la actualidad, en la Estación Espacial Internacional conviven astronautas y cosmonautas, sin importar las diferencias políticas producto de la invasión rusa a Ucrania, iniciada en febrero pasado.