Las fotografías suministrada por el Telescopio James Webb siguen dando de que hablar por su aportación científica a nivel visual de los misterios del espacio.
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A pesar de su magnitud, estos resultados son el reflejo de muchos años de trabajo por parte de los distintas agencias espaciales que durante décadas se han encargado de explorar el universo.
A nivel de fotografía, la repercusión de las imágenes suministrada por la Nasa la semana pasada, destacan por su nitidez y nuevas perspectivas de parte del espacio poco explorado.
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Esa exploración nació en 1946, año donde, a través de acciones destinadas a la guerra, se posicionó una cámara en un cohete que alcanzó una altura de 105 kilómetros para capturar la primera fotografía del planeta tierra desde perspectiva espacial.
La primera fotografía espacial
Las fotos granuladas en blanco y negro fueron tomadas desde una altitud de 65 millas por una cámara cinematográfica de 35 milímetros montada en un misil V-2 lanzado desde el White Sands Missile Range. Tomando un nuevo fotograma cada segundo y medio, la cámara transportada por cohete subió directamente hacia arriba, luego cayó de nuevo a la Tierra minutos después, estrellándose contra el suelo a 500 pies por segundo. La cámara en sí fue destrozada, pero la película, protegida en un cassette de acero, resultó ilesa.
Las imágenes que regresaron el 24 de octubre de 1946 se convirtieron en las primeras imágenes de la Tierra desde el espacio. A pesar de que el objetivo principal de la misión era militar, cuando se vio la imagen, no muchos estaban interesados en la geografía del planeta, sino más bien, más preocupados por el rendimiento del misil en el espacio. Pero Clyde Holliday, el ingeniero responsable del desarrollo de la cámara, entendió la importancia del logro y profundizó su interés en seguir consiguiendo fotografías de este tipo.
Más tarde, entre 1946 y 1950, más de 1000 imágenes de la tierra fueron fotografiadas por misiles V-2.