La exploración espacial no se limita a la investigación de nuestro Sistema Solar; los telescopios espaciales James Webb, Hubble y el observatorio de rayos X Chandra son una de tantas muestras de que la astronomía busca romper cualquier barrera. Y con la creación de LISA sumarán una herramienta más para estudiar más a fondo un fantasma que se esconde en las profundidades de nuestro universo: las ondas gravitacionales.
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Este sorprendente fenómeno son la consecuencia de un evento astronómico que ocurrió hace miles de millones de años, a una distancia a la que todavía no hemos podido llegar ni siquiera visualmente. De ahí el término “fantasma”. También les podemos llamar “viajeros del tiempo” ya que nos muestran detalles del origen de a existencia misma.
Las ondas gravitacionales son una predicción que Albert Einstein hizo hace más de 100 años. Y la primera se llegó a detectar en el año 2015, como bien recuerda Gizmodo, por el interferómetro LIGO. El simple hecho de que este mecanismo haya podido registrar una onda gravitacional es realmente impresionante.
Sin embargo, su radio de acción es limitado si se quiere conocer mucho más detalle de este fenómeno del origen de la existencia. Por lo tanto, desde el mismo 2015 la ESA en conjunto con la NASA comenzó a trabajar en un proyecto de un observatorio que saliera al espacio exclusivamente a detectar las ondas gravitacionales.
Así nació LISA (Laser Interferometrer Space Antena); un proyecto que ya no está en planos, pues acaba de dar su primer paso hacia su futura fabricación.
Luz verde para LISA
El proyecto LISA es espectacularmente ambicioso. Consta de tres naves espaciales que estarán orbitando alrededor del Sol con una exacta formación triangular.
La separación entre cada una de las tres máquinas será de 2.5 millones de kilómetros; esta característica debe ser exacta y bajo ningún concepto se puede modificar ya que si eso pasa es que una onda gravitacional pasó por alguno de sus lados causando una distorsión en el espacio-tiempo.
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Además de detectar el paso de este “viajero del tiempo”, LISA tendrá la capacidad de registrar desde donde viene este fenómeno, para que de esta manera los científicos identifiquen la explosión (fusión de agujeros negros y estrellas de neutrones) que causó el efecto en cadena que se expande por el universo.
De acuerdo con la información que publica el portal de Gizmodo, los científicos ya probaron lo primordial; que las tres naves espaciales se pueden mantener en el mismo sitio en el espacio. Eso hace que la medición esté garantizada.
Ahora, la misión ingresa a una cuestión que se llama Fase B1 en la que los expertos a cargo de este proyecto diseñarán toda la tecnología y aparataje referente a sistemas láser, sensores y telescopios.
Es un momento clave y de emoción para los físicos, astrónomos, ingenieros y demás científicos detrás de este proyecto ya que “saca a la misión de los estudios conceptuales”, sostuvo Martin Gehler, manager de la ESA para la misión LISA.
“Después de un largo viaje, comenzando con los primeros bocetos en la década de 1980, ahora sabemos que vamos por buen camino y que tenemos un plan factible”, añadió Gehler.
De igual forma falta mucho. Según las estimaciones el lanzamiento de esta misión sería en el 2037.