Dos maniquíes con proporciones femeninas, además de materiales equivalentes a tejidos, viajarán a la Luna este año: son Helga y Zohar. De acuerdo con la NASA, el objetivo es conocer los efectos de la radiación en el cuerpo de la mujer.
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La Misión Artemis busca llevar a la primera mujer a la Luna, y la agencia aeroespacial norteamericana no quiere tomar riesgos al respecto.
Los dos maniquíes se lanzarán a bordo de la nave espacial Orion desde el Centro Espacial Kennedy, posiblemente en agosto de este año. Tienen huesos y tejidos blandos, además de sensores en áreas como el pecho, el estómago, el útero y la médula ósea.
Son más de 10 mil sensores los colocados.
Forman parte del denominado Experimento de Radiación Matroshka AstroRad (MARE), diseñado por el Instituto DLR de Medicina Aeroespacial en Colonia, Alemania. En 2018 se realizó el primer anuncio sobre los maniquíes.
También se pondrá a prueba un nuevo chaleco de protección contra la radiación.
Esta etapa de la Misión Artemis llevará la nave Orion alrededor de la Luna, para luego caer sobre el océano Pacífico: el vuelo podría durar hasta seis semanas. Utilizará el cohete Space Launch System, el más grande jamás construido.
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La importancia de los maniquíes en la Misión Artemis de la NASA
Según explica Thomas Berger, jefe del grupo de trabajo de Biofísica en el Departamento de Biología de la Radiación en el Instituto DLR, la radiación a la que está expuesto el cuerpo humano es mayor fuera del campo magnético protector de la Tierra.
El cuerpo femenino es más sensible a esta radiación en órganos como los senos.
“Con MARE”, apunta Berger, “el experimento de radiación más grande jamás realizado más allá de la órbita terrestre baja, buscamos averiguar exactamente cómo los niveles de radiación afectan a las mujeres astronautas en el transcurso de un vuelo completo a la Luna y qué medidas de protección podrían ayudar a contrarrestar esto”.
Cada maniquí mide 95 centímetros de alto, pesando 36 kilogramos.
Helga volará sin protección a la Luna, mientras que Zohar contará con su chaleco de protección contra la radiación, para determinar los efectos en cada una.
Un experimento que no es nuevo para la NASA
Christine Hellweg, jefa del Departamento de Biología de la Radiación del Instituto DLR, destaca:
“Los rayos cósmicos son un desafío particular para las misiones largas en el espacio abierto, porque emiten un nivel continuo de partículas ionizadas de alta energía. Las partículas en los rayos van desde el hidrógeno hasta el hierro y el uranio”.
No es la primera vez que se realiza este tipo de experimentos con maniquíes: entre 2004 y 2011 se llevó uno a la Estación Espacial Internacional, llamado Matroshka (de allí el nombre), que reunió lecturas de radiación representativas como las que un astronauta recibe durante una caminata espacial.