Por estos días se habla mucho del telescopio espacial James Webb y lo que ha logrado la NASA con él. También se ha comentado que dentro de la agencia espacial estadounidese hay alguien que quiere cambiarle el nombre. ¿Quién fue James Webb y por qué el gigantesco telescopio se llama así?
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Webb fue un importante funcionario del gobierno estadounidense en el siglo XX. Nació en 1906, en un pequeño pueblo de Carolina del Norte y obtuvo su bachillerato con mención en Letras.
Su primer salto profesional lo dio en el Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, donde empezó como teniente segundo y luego pasó a ser piloto, justo cuando hacia un posgrado en derecho.
Con 36 años, James Webb empezó a servir públicamente a su país como secretario de un miembro de la Cámara de Representantes, pero durante la Segunda Guerra Mundial se volvió a enganchar al Cuerpo de Marines, donde estuvo al frente de una unidad de mando y control de aviación.
Al acabar la guerra, regresó a Washington y trabajó en la Oficina de Administración y Presupuesto, antes de servir como subsecretario de Estado en el Departamento de Estado desde 1949 hasta 1952, bajo el gobierno de Harry S. Truman.
Pero no fue con Truman que llegó a la cima de su carrera, sino 10 años más tarde, cuando John F. Kennedy lo nombró administrador de la NASA el 14 de febrero de 1961, en plena carrera espacial entre Estados Unidos y Rusia.
La importancia de Webb para la NASA
La NASA describe a James Webb como alguien que “hizo más por la ciencia que cualquier otro funcionario” del gobierno de EE.UU. Y tiene toda la razón.
Webb permaneció en el puesto durante casi toda la década de los 60, al frente del Programa Apolo, que logró el sueño del viaje a la Luna por parte del ser humano. Pero ese sueño no era suficiente para el expiloto, que tenía el pensamiento de que el programa espacial era más importante que una carrera política.
“Webb creía además que la NASA debía alcanzar un equilibrio entre los vuelos espaciales tripulados y la ciencia, pues eso ayudaría a fortalecer la educación universitaria y la industria aeroespacial estadounidense”, indica la BBC en un informe.
El sitio de la NASA afirma que mientras Webb estuvo al mando, la agencia invirtió en el desarrollo de naves espaciales robóticas, que exploraron el entorno lunar antes de la llegada de los astronautas, y envió sondas científicas a planetas como Marte y Venus.
Cuando se retiró en julio de 1969, la NASA había lanzado más de 75 misiones científicas espaciales para estudiar las estrellas, como el Sol, y la atmósfera de la Tierra.
El homenaje... ¿apropiado?
El telescopio espacial James Webb es considerado como el telescopio espacial más importante en la historia de la NASA, una nave que costó $10.000 millones y que tardó tres décadas en construirse.
Al principio se conocía como Telescopio Espacial de Próxima Generación, hasta que en 2002 adoptó el nombre del difunto exfuncionario estadounidense, un homenaje que consideró apropiado en 2022 Sean O’Keefe, exdirector de la NASA.
Parecía adecuado llamar de esa forma al telescopio que promete descubrir todos los misterios del universo, pero unas controvertidas filtraciones han puesto en tela de juicio el homenaje a James Webb.
Hace unos días la revista Nature reveló que una serie de documentos internos de la NASA apuntaban a las presiones que estaba recibiendo la agencia para cambiarle el nombre al telescopio. ¿La razón? 400 páginas de correos que hablaban del “legado oscuro” de James Webb: una persecución de empleados federales homosexuales a mediados del siglo XX.
Según el reporte, este proceso, llamado Lavender Scare (Terror Lila) veía a los miembros de la comunidad LGBTQ que trabajaban para el gobierno como un riesgo para la seguridad nacional.
Lo que más alarma de la investigación es que en el Terror Lila estuvieron involucrados el presidente Truman, la NASA en los sesentas, entre otros.
La agencia espacial estadounidense ha tratado de mantener en secreto el escándalo, pero publicaciones en libros y en medios de comunicación han revivido el polémico asunto.
La NASA investigó el tema y concluyó que “no había evidencias” que apoyaran esa petición de rebautizar el observatorio espacial, pero la presión ha crecido tras las 400 páginas de correos internos filtradas. ¿Cambiarán el nombre del James Webb por el caso Terror Lila?