De los 49 satélites de Starlink lanzados la tarde del pasado jueves 3 de febrero, solo quedan nueve. La razón: una tormenta solar destruyó el 80 por ciento de los satélites.
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Desde el vehículo de lanzamiento Falcon 9, los satélites partieron a la órbita terrestre baja desde el Complejo de Lanzamiento 39A en el Centro Espacial Kennedy en Florida, Estados Unidos.
Todo salió bajo lo planeado, con un lanzamiento a la órbita prevista, con un perigeo de aproximadamente 210 kilómetros sobre la Tierra, y cada satélite logró un vuelo controlado. Entonces, ¿que pasó?
SpaceX, la compañía de fabricación aeroespacial y de servicios de transporte espacial del multimillonario Elon Musk, explicó en un comunicado oficial que despliega sus satélites en estas órbitas más bajas para que, en el caso muy raro de que un satélite no pase las comprobaciones iniciales del sistema, sea rápidamente desorbitado por la resistencia atmosférica.
“Si bien la baja altitud de despliegue requiere satélites más capaces a un costo considerable para nosotros, es lo correcto para mantener un entorno espacial sostenible”, asegura.
Desafortunadamente, “los satélites desplegados el jueves se vieron significativamente afectados por una tormenta geomagnética el viernes”, informó la empresa estadounidense.
¿Cómo afectó la tormenta a los satélites Starlink?
Lo que hacen las tormentas solares es calentar la atmósfera y aumentar la densidad atmosféricas en bajas altitudes de despliegue.
Según Space X, el dispositivo GPS a bordo de los satélites sugiere que la velocidad de escalada y la severidad de la tormenta hicieron que la resistencia atmosférica aumentara hasta un 50 por ciento más que durante los lanzamientos anteriores, afectando sustancialmente la misión.
El equipo de Starlink ordenó a los satélites que entraran en un modo seguro en el que volarían “como una hoja de papel” para minimizar el arrastre, “protegerse de la tormenta” de manera efectiva, y continuó trabajando en estrecha colaboración con la 18ª División Espacial de la Fuerza Espacial para “proporcionar actualizaciones sobre los satélites basadas en radares terrestres”.
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Un análisis preliminar demostró que el aumento de la resistencia a bajas altitudes impidió que los satélites abandonaran el modo seguro para comenzar las maniobras de elevación de la órbita, y hasta 40 de los satélites volverán a entrar o ya han vuelto a entrar en la atmósfera terrestre.
Los satélites que salen de órbita presentan un riesgo de colisión cero con otros satélites y, por diseño, desaparecen al volver a entrar en la atmósfera, lo que significa que no se crean desechos orbitales y ninguna parte del satélite golpea el suelo.
“Esta situación única demuestra los grandes esfuerzos que ha hecho el equipo de Starlink para garantizar que el sistema esté a la vanguardia de la mitigación de desechos en órbita”, destacó SpaceX.