La NASA y todas las agencias espaciales y astronómicas del mundo, buscan identificar cada una de las rocas que transitan por nuestra región del sistema solar. La idea es calcular si la Tierra se encuentra en la trayectoria de algún asteroide peligroso que pueda atentar contra nuestra existencia: sí, tal cual ocurre en Don’t Look Up.
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Para llevar a la realidad a lo que pasa en el reciente éxito de Netflix, hay que sacarle la sátira y desatención que los organismos exageran sobre el tema. La NASA tiene importantes misiones que dedican análisis y acciones para intentar evitar que desaparezcamos producto de un impacto, tal y como les ocurrió, teóricamente, a los Dinosaurios.
Es por esto que la agencia espacial estadounidense, europea, canadiense, japonesa y tantas otras tiene identificadas a las rocas espaciales con escalas de peligrosidad, según el tamaño y posibilidad de impacto. Si es grande y estamos en su trayectoria es altamente peligrosa. Si ocurre lo contrario es inofensiva.
Y así, las agencias espaciales tienen conocimiento sobre lo que ocurrirá con ciertas rocas en las próximas decenas y hasta cientos de años. Los científicos no quieren dejar nada al azar. Y es por eso que saben, desde hace mucho tiempo, que el 6 de mayo hay un asteroide que podría impactar con la Tierra.
¿Es realmente peligroso?
El asteroide está identificado como 2009 FJ1 y dentro de las escalas de los científicos se ubica entre los “potencialmente peligrosos”. Pero dicha calificación no quiere decir que una astrónoma como la que interpretó Jennifer Lawrence tenga que perder los estribos en televisión para hacer que la humanidad entre en razón.
Todo lo contrario, la NASA apunta que, aunque tiene un tamaño considerable, el asteroide 2009 FJ1 no representa una amenaza que pretenda acabar con la humanidad. Según las estimaciones de Detlef Koschny, jefe de la Oficina de Defensa Planetaria de la ESA, el asteroide podría tener un tamaño entre 13 y 20 metros de diámetro, según cálculos explicados a Hipertextual.
En primer lugar, las probabilidades de que este asteroide impacte contra la Tierra son 1 a 3.984; es decir, casi imposible. Pero como hay un porcentaje de probabilidad, se tiene que medir las consecuencias de su impacto.
Su tamaño es similar al asteroide que cayó en la localidad rusa de Chelyabinsk, en 2013. Las rocas de dichos tamaños suelen desintegrarse en su entrada a la atmósfera, dejando como resultado que haya impacto cero, debido a que se convierte en polvo o una pequeña roca que, en caso de caer en una ciudad, podría causar algunos leves daños materiales.
El asteroide 2009 FJ1 caerá, pasará cerca o se desintegrará en la atmósfera el 6 de mayo de este año, cerca del amanecer en América Latina. El científico Detlef Koschny le dijo al portal citado que “no hay necesidad de preocuparse” por el daño que pueda causar este visitante espacial.