Para que exista la vida tal y como la conocemos, se tienen que cumplir una serie de complejos procesos en nuestro planeta, nuestra órbita, la estrella masiva que rodeamos y los bordes del sistema solar. Cada uno es crucial para el desarrollo de la existencia. Y si tan solo una falla, no habría posibilidad, al menos hasta ahora, de que transcurra el tiempo a nuestra manera.
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Tan complejo es el sistema que en millones de estrellas detectadas, y miles de exoplanetas identificados, no se ha encontrado un proceso similar al nuestro. Probablemente sí exista alguno más, pero todavía no se ha detectado.
Uno de esos procesos fundamentales son los escudos protectores de los que goza principalmente la Tierra y el sistema solar. Al igual que la atmósfera es la barrera que tiene nuestro mundo contra la radiación que emite el Sol, el sistema solar tiene una especie de burbuja que se crea con los mismos vientos solares.
Esta burbuja protege al sistema solar de vientos de radiación aun más potentes que se emiten por las poderosas supernovas (estrellas masivas en explosión que liberan una sorprendente cantidad de energía).
Dichas explosiones hacen que a nuestros bordes lleguen partículas de hidrógeno que chocan contra los vientos solares y así le dan forma a la burbuja que protege al sistema planetario al que pertenecemos.
¿Por qué en forma de croissant?
Muchos conocen el croissant. Pero para quienes nunca escucharon hablar de esto, es un bocadillo típico de los desayunos en muchas partes del mundo. La pieza panadera tiene dos puntas y una parte abultada en el medio, haciendo que se genere una especie de media luna.
Entonces, aunque se sabía que esta podía ser una forma de la burbuja protectora del sistema solar, conocida como heliosfera, no se conocía las razones por las cuáles ocurría este fenómeno. Sin embargo, un reciente estudio que realiza la Universidad de Boston, y que publica Daily Mail, ofrece detalles de este proceso.
En primer lugar, identifican a los chorros heliosféricos que emite el Sol. Los mismos se generan desde los polos de nuestra estrella masiva. Entonces, en lugar de dispararse directamente en línea recta, toman una especie de curva para así formar las colas del sistema solar, haciendo que parezca un croissant.
Las razones para explicar este fenómeno tienen su clave en las partículas de hidrógeno, a las que identifican como neutras en el espacio interestelar. Daily Mail detalla que las llaman de esta manera debido a que tienen igualdad cantidad de cargas positivas y negativas. Entonces como no llevan carga predominante, los chorros que forman la heliosfera son inestables y se doblan hacia adentro.
“¿Cómo es esto relevante para la sociedad? La burbuja que nos rodea, producida por el Sol, ofrece protección contra los rayos cósmicos galácticos, y su forma puede afectar la forma en que esos rayos ingresan a la heliosfera. Hay muchas teorías pero, por supuesto, la forma en que los rayos cósmicos galácticos pueden entrar puede verse afectada por la estructura de la heliosfera”, dijo el astrofísico James Drake de la Universidad de Maryland.