Los viajes tripulados hacia la Luna son una realidad que la NASA pretende ejecutar en algún momento de la década que está en curso. Para cumplir este objetivo la agencia espacial formó la misión Artemis y nombró a una serie de astronautas que van a viajara hacia el satélite natural de la Tierra. No está claro el año específico en el que se dará el vuelo, pero los trabajos están encaminados.
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Y es que la NASA no pretende solo emular lo logrado por la misión Apolo 11 que hizo una especie de touch and go. Para el proyecto futuro la agencia espacial quiere llegar a la Luna e instalar un equipo con una base para recorrer su superficie y así estudiar cada detalle.
Por lo tanto, es necesario conocer desde la Tierra la mayor cantidad de elementos que tiene la Luna. De esta manera se pueden aprovechar o evitar, según sean las necesidades del equipo que encara este ambicioso proyecto.
Enfocados en la misión hacia el satélite natural, un grupo de astrónomos confirmó la presencia de dióxido de carbono en la Luna. Explican que este importante elemento químico abunda en las regiones polares del cuerpo rocoso, en modo sólido. Dicen que se encuentra en dicho estado debido a que se congela por las gélidas condiciones de la zona lunar.
¿De qué sirve el dióxido de carbono?
El dióxido de carbono en la Luna, además de estar en las regiones polares, los científicos explican que se encuentran específicamente en las zonas sombreadas, en unas especies de trampas frías. Este aspecto en especial es importante ya que se podría recolectar para diferentes usos en las misiones sostenidas: uno de ellos es para producir combustible.
Otra de los aspectos que los investigadores toman en cuenta a la hora de confirmar la presencia de dióxido de carbono sólido en la Luna, es que este tipo de compuestos orgánicos puede llevar a los astronautas a buscar el origen del agua en el territorio lunar.
Según lo reseña Slash Gear, este estudio es el primero en mapear la presencia del dióxido de carbono en la Luna. Los astrónomos que realizaron este trabajo de investigación observaron aproximadamente 11 años de datos de temperatura que recopiló el Experimento del radiómetro lunar Diviner (DLRE). Este aparato orbitador de la NASA lleva un radiómetro infrarrojo.
Identificaron que las trampas de frío con dióxido de carbono ocupan aproximadamente unos 204 kilómetros cuadrados. La región más grande detectada está sobre el cráter Amundsen, que tiene unos 82 kilómetros cuadrados de material extremadamente gélido. La temperatura que registraron en esta zona se ubica en los -325 grados Fahrenheit.
Alguno de los usos más importantes de este dióxido de carbono, si es que se termina siendo encontrando, es para acero o biomateriales que sean útiles para fabricar estructuras sobre la superficie de la Luna.
Sin embargo, este mismo material puede llegar a ser contraproducente para la robótica que está preparada para viajar hacia la Luna. Entonces, se necesita de un trabajo adicional para mejorar los equipos destinados a la visita del vecino de la Tierra.