La premisa de Novocaine (2025) es tan paradójica como su nombre. Si bien el título hace referencia a un anestésico, este filme es cualquier cosa menos adormecedor.
La película tarda un poco en comenzar con la acción pero cuando ésta llega, desde ese momento, la cinta nos inyecta una dosis de adrenalina pura y nos sumerge en una acción constante que no da respiro.
Aunque el inicio es pausado y permite desarrollar a los personajes, rápidamente se transforma en una vorágine de violencia y caos. Está impulsada por un conflicto que va más allá de la simple venganza: una necesidad de reparación emocional y afectiva.
Una estructura clásica, pero energizada
La película, dirigida por Dan Berk y Robert Olsen, juega con una estructura que recuerda a clásicos del cine de acción moderno como John Wick y Nobody. Sin embargo, introduce un elemento distintivo: su protagonista, Nathan Caine, interpretado por Jack Quaid, padece una afección genética que le impide sentir dolor.
Esto lo convierte en una figura que bordea lo superheroico, pero sin perder su vulnerabilidad humana. A diferencia de los asesinos profesionales de otras películas del género, aquí el personaje está en constante descubrimiento de su propia capacidad física y emocional, lo que añade un matiz de evolución interesante a la narrativa. Finalmente puede no sentir dolor, es sensible a las emociones y empatía.
El elenco complementario refuerza la solidez del film. Amber Midthunder (Prey) aporta frescura y química con Quaid, mientras que Ray Nicholson, hijo de Jack Nicholson, se luce como un antagonista que, aunque efectivo, no logra desprenderse de la sombra de su icónico padre. Jacob Batalon y Betty Gabriel agregan dinamismo con sus interpretaciones, y la película no escatima en personajes secundarios que, a través de frases punzantes y situaciones extremas, añaden un humor negro que alivia la tensión en los momentos adecuados.
Una danza de acción
Visualmente, Novocaine se nutre de recursos cinematográficos característicos del cine de acción moderno: coreografías de pelea intensas, juegos de cámara que potencian la sensación de vértigo y una estética visual que resalta la brutalidad de sus escenas más gráficas. Es una película con una calificación R bien ganada, con secuencias de violencia explícita que evocan al gore sin miedo a mostrar la crudeza del enfrentamiento físico.
Además de su frenesí visual, la película se permite jugar con referencias interesantes. Desde Mi Pobre Angelito hasta Kickboxer de Jean-Claude Van Damme, pasando por las ya mencionadas influencias del cine de acción contemporáneo (Nobody o John Wick), Novocaine se nutre de la cultura cinematográfica para crear un híbrido que, sin revolucionar el género, lo ejecuta con solidez.
Altamente recomendada
Si bien la historia puede presentar obviedades y ciertos giros predecibles, lo que realmente importa aquí es la experiencia. Novocaine es un espectáculo de acción que no pretende reinventar la rueda, sino entregarnos una película palomitera, vibrante y entretenida. Para quienes disfrutan del género, es una cita obligada en la pantalla grande.
Uno de los aspectos más interesantes de Novocaine es cómo juega con el concepto del romance dentro de una película de acción. Según el libro “From Hollywood with Love” – Scott Meslow, una historia puede considerarse romántica si, al eliminar el elemento amoroso, la trama pierde su estructura o sentido. En este caso, la relación entre los protagonistas no es solo un adorno narrativo, sino el motor que impulsa la historia.
Si se quitara ese vínculo afectivo, la película dejaría de ser lo que es, transformándose en una historia completamente distinta. Esto refuerza la idea de que Novocaine no es solo una cinta de acción frenética, sino también un relato de conexión emocional, donde la necesidad de resolver un conflicto personal es tan importante como las secuencias de combate.
Ya está disponible en cines y no te la puedes perder.