En el mundo de los videojuegos, morir no siempre es el final. Muchas franquicias caen en la irrelevancia por malas decisiones, mecánicas anticuadas o simplemente porque su magia se apaga. Pero de vez en cuando, una saga resurge de sus cenizas, más fuerte que nunca, sorprendiendo a todos.
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Aquí tienes cinco videojuegos que lograron revivir su franquicia, conquistando tanto a nuevos jugadores como a los fans veteranos.
Resident Evil 7: Biohazard (2017) – Volviendo al terror
Resucitó la saga después del desastre de Resident Evil 6 (2012). Capcom estaba en la cuerda floja con Resident Evil. Lo que una vez fue una obra maestra del survival horror se había convertido en un shooter de acción sin alma, lleno de explosiones y peleas contra zombis mutantes con metralletas (sí, Resident Evil 6, te estoy viendo a ti).
Capcom dijo: “Basta de balazos, volvamos al terror”, y nos entregó Resident Evil 7, un juego en primera persona, con un ambiente claustrofóbico y una historia digna de una película de horror.
Se olvidaron de la acción y volvieron al terror psicológico e introdujeron nuevos personajes y una historia independiente dentro del universo RE. Además, el soporte para realidad virtual logró una experiencia aún más inmersiva (y aterradora). ¿Resultado? Salvó la saga y pavimentó el camino para Resident Evil Village (2021).
Doom (2016) – Vuelve el rey del caos
Si en los 90 tenías una PC, jugaste Doom. Pero después de Doom 3, que apostó por un estilo más lento y narrativo, la saga desapareció. Hasta que Bethesda e id Software decidieron soltar al Doom Slayer y desatar el caos otra vez. ¿Cómo lo revivió? Volvió el ritmo frenético, las armas clásicas y las ejecuciones brutales (Glory Kills), con un sistema de combate donde “quedarse quieto” equivale a morir.
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Acción sin frenos, sin coberturas, sin regeneración de vida automática, solo pura masacre. Además, un diseño de niveles estilo old school, con secretos y verticalidad y una banda sonora METALERA digna de invocar demonios (gracias, Mick Gordon), por lo que no solo devolvió la gloria a Doom, sino que su secuela, Doom Eternal (2020), lo llevó aún más lejos.
God of War (2018) – De antihéroe a padre del año
Después de tanto grito y tanta venganza, Kratos ya había matado a todos los dioses griegos posibles. La saga se había vuelto repetitiva y tras el desgaste de God of War: Ascension (2013), se necesitaba un cambio. Y vaya cambio.
Santa Monica Studios reinventó la fórmula, llevando la historia a la mitología nórdica y transformando a Kratos en un padre con problemas de ira... pero con más autocontrol. Para ello, cambio a una cámara en tercera persona con combate más estratégico, desarrolló una historia emocional y profunda con su hijo Atreus y presentó un mundo semiabierto con exploración y secretos que expanden la mitología.
Así, no solo revivió God of War, sino que lo llevó a otro nivel, convirtiéndolo en uno de los mejores juegos de la década.
Metroid Dread (2021) – El regreso que nadie esperaba
Después del fracaso narrativo y mecánico de Other M, la saga Metroid pasó más de una década en el limbo. Parecía que Nintendo había olvidado a Samus... hasta que llegó Metroid Dread.
Nintendo y MercurySteam volvieron a las raíces 2D, con una jugabilidad ágil, exploración metroidvania y nuevos enemigos implacables (los EMMI). Gracias a una acción rápida y fluida con controles pulidos, momentos de terror y sigilo gracias a los EMMI, que te hacen sentir vulnerable y una historia que finalmente avanzó la trama de Metroid después de 19 años, revivió la saga y dejó la puerta abierta para Metroid Prime 4.
The Legend of Zelda: Breath of the Wild (2017) – Revolucionando el mundo abierto
Resucitó la saga tras el desgaste de The Legend of Zelda: Skyward Sword (2011) que, aunque no fue un desastre, se sintió anticuado y demasiado lineal en comparación con otros juegos de la época. Zelda necesitaba evolucionar.
Entonces, Nintendo rompió el molde y revolucionó el mundo abierto, dándole a los jugadores total libertad para explorar Hyrule a su ritmo. Con un mundo inmenso donde puedes escalar, cocinar, explorar y hacer locuras con la física; la posibilidad de derrotar a Ganon desde el inicio (si te atreves) y una interacción con el entorno como nunca antes en la saga, influenció toda la industria de los juegos de mundo abierto.
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Estos juegos demostraron que una franquicia nunca está realmente muerta, siempre que sepa evolucionar o volver a sus raíces en el momento adecuado. Ya sea apostando por el terror (Resident Evil 7), volviendo a la acción pura (Doom), explorando nuevas direcciones narrativas (God of War), modernizando lo clásico (Metroid Dread) o revolucionando su género (Breath of the Wild), estas sagas lograron un regreso espectacular.