Nuestro planeta y su inmensidad tienen tantos o más misterios como el vasto Universo. La comunidad científica intenta investigar las zonas más profundas de los mares y los lugares más recónditos de los océanos de la Tierra. Es en este contexto que resalta el reciente hallazgo de una ciudad llamada Nan Madol, a la que apodan la Atlántida del Pacífico.
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En una reseña previa les contamos que, gracias a la tecnología LiDAR, un tipo de radar láser que puede ver a través de la selva, han descubierto una sofisticada ciudad de piedra que estuvo oculta durante siglos y que tiene mucho que contar.
Esta pequeña, pero avanzada ciudad fue encontrada en una isla llamada Temwen, ubicada en la Micronesia del Pacífico. Los científicos que aplicaron la tecnología antes mencionada quedaron sorprendidos al detectar una red compleja de canales y terrazas agrícolas, que se fabricaron bajo métodos primitivos, mucho antes de la industrialización.
Los habitantes de esta ciudad no eran simples pescadores, sino agricultores expertos que cultivaban taro, un cultivo básico en la región, de una manera muy sofisticada.
La tecnología LiDAR penetró con su radares la densa vegetación y permitió crear mapas detallados de la ciudad y sus alrededores. Es como tener una máquina del tiempo que nos transporta miles de años atrás.
Sin embargo, a pesar de este increíble descubrimiento, lo cierto es que esta ciudad está en peligro. La vegetación está creciendo rápidamente y amenaza con destruir las ruinas. Por suerte, los investigadores están trabajando junto a los habitantes locales para proteger este tesoro arqueológico y convertirlo en un Patrimonio de la Humanidad.
¿Qué es Nan Madol para la ciencia?
Los arqueólogos y expertos, con el objetivo de que todos comprendamos la magnitud de este hallazgo, lo explican de la siguiente manera.
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“Imagina una ciudad construida sobre islotes artificiales, en medio de un laberinto de canales, todo ello hecho con enormes bloques de basalto. Esa es Nan Madol, ubicada en Micronesia. Esta antigua metrópolis fue el centro político y ceremonial de una sociedad compleja, que floreció durante siglos”.
La construcción de Nan Madol fue una hazaña impresionante. Transportar y colocar esas enormes piedras en medio del océano, sin la tecnología moderna, es algo que sigue asombrando a los arqueólogos. De hecho, lo catalogan como un misterio sin resolver.
