A lo largo de la historia de los videojuegos hay grandes capítulos y uno de ellos, sin duda está ligado a la evolución de los mandos. En esa categoría tan importante sin duda hay un precursor que nos permitió llegar a los avances actuales y ahí es donde Nintendo, una compañía que siempre ha apostado por la innovación y la creatividad y que está presente hace decenas de años, ha escrito su nombre con letras de oro.
Un viaje en tren que cambió la historia de los videojuegos
Todo comenzó en los trenes de Japón. Gunpei Yokoi, un ingeniero de Nintendo, observó cómo los pasajeros utilizaban sus calculadoras para entretenerse. Esta simple observación lo llevó a crear la Game & Watch, la primera consola portátil. Para esta innovadora creación, Yokoi diseñó el D-pad, una cruceta que permitía controlar los juegos de forma intuitiva. Este elemento, presente en prácticamente todos los mandos desde entonces, nació de la necesidad de ofrecer una experiencia de juego cómoda y accesible en un dispositivo portátil.
Con la llegada de los videojuegos en 3D, la necesidad de un control más preciso se hizo evidente. Nintendo respondió a este desafío introduciendo los joysticks analógicos en el mando de la Nintendo 64. Esta innovación permitió a los jugadores moverse con mayor libertad y precisión en los juegos, marcando un antes y un después en la industria.
Adios a los cables, hola a la era inalámbrica
La libertad de movimiento es un aspecto fundamental en los videojuegos. Consciente de ello, Nintendo fue pionera en la creación de mandos inalámbricos. Con el WaveBird, lanzado para la Nintendo GameCube, la compañía japonesa demostró que era posible disfrutar de una experiencia de juego sin cables y con una gran calidad de conexión.
Desde el humilde D-pad hasta los sofisticados mandos inalámbricos actuales, Nintendo ha dejado una huella imborrable en la evolución de los controles de videojuegos. Sus innovaciones han inspirado a otras compañías y han enriquecido la experiencia de millones de jugadores en todo el mundo. La compañía nipona ha demostrado una vez más que la creatividad y la pasión por los videojuegos pueden llevar a grandes avances tecnológicos.