La breve aparición de Muzan al final del arco del Entrenamiento Pilar (o entrenamiento de los Hashira) dejó a todos los fanáticos de Demon Slayer: Kimetsu No Yaiba, con una inigualable sensación de hype. Quienes siguen el desarrollo de las aventuras de Koyoharu Gotouge espera con ansias cómo van a representar el final en el anime.
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Somos parte de ese público que se come las uñas mientras aparece algún anuncio oficial. Mientras tanto, esperamos ir conociendo detalles sobre lo que ya sucedió. Es por eso que hoy abordamos una brutal historia que nunca se contó en el manga o el anime: el trasfondo de Gyokko, Quinta Luna Superior de las 12 Lunas Demoniacas.
Demon Slayer es un manga y anime que suele argumentar los motivos por los cuales un demonio llegó a estar en su posición de villano. Muchos de ellos quieren morir para liberarse del tormento de Muzan en sus mentes.
De hecho, cuando caen derrotados por la espada de Tanjiro, el mismo protagonista de la serie siente alivio por ellos ya que por fin van a descansar. Eso no ocurre con todos, ya que hay demonios que sí fueron seres malvados y oscuros antes de contagiarse con el gen demoniaco de Muzan.
La historia de Gyokko en Demon Slayer
Una reseña de Alfa Beta revela que la historia de Gyokko, a diferencia de otros demonios de la serie, nunca fue contada ni en el manga ni en el anime, a pesar de la dificultad que representó para el desarrollo de las historias.
Ante esta situación, la misma Koyoharu Gotouge contó algunos detalles de la Quinta Luna Superior, en el fanbook oficial de Demon Slayer: Kimetsu No Yaiba.
Su nombre de humano era Managi y era un sujeto que vivía en un pueblo costero. Ya era conocido como una persona malvada, ya que desde pequeño presentó un desequilibrio mental provocado por la pérdida de sus padres, que murieron ahogados mientras pescaban.
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La situación, nunca vista en el anime o manga, es que Managi vio los cuerpos de sus padres completamente desfiguraros, una escena que probablemente traume a cualquier persona. Lo llamativo es que este sujeto quedó cautivado ante los cadáveres de sus progenitores y encontró cierto gusto por ver cosas muertas.
En consecuencia, Managi comenzó a asesinar animales y a coleccionar sus cuerpos. De hecho, se armó una especie de laboratorio ya que cosía los cadáveres de los peces para hacer seres híbridos; un lunático sin cura.
Todo este escenario causó que Managi fuera el “extraño” del pueblo. Era blanco de burlas constantes, hasta que un día asesinó a un niño que le hacía bullying y encerró su cadáver en un jarrón. Los padres de la víctima lo encontraron y arremetieron contra él clavándole arpones de pesca.
No lograron asesinarlo, lo dejaron moribundo y fue allí cuando apareció Muzan para darle como ofrenda una vida de demonio para que pudiera cobrar venganza.