El nombre de Akira Toriyama es conocido en todo el mundo por el valioso aporte que le hizo al mundo del manga y el anime, con la creación de Dragon Ball. Al ser una de las series más icónicas de toda la historia, el sensei se convierte en el mangaka más importante de nuestros tiempos.
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Sin embargo, al igual que cualquier persona, el sensei Toriyama tenía otras pasiones diferentes a las de crear historias alrededor de Goku o el resto de los Guerreros Z.
Pocos lo saben pero Akira Toriyama era un maniático de los autos. Cualquier vehículo automotor lo apasionaba y en sus tiempos libres armaba réplicas, que tenía como colección en su oficina o en su hogar.
Dragon Ball y los autos
Quienes ven Dragon Ball desde sus inicios saben la relación de los Guerreros Z con los autos. Desde el principio de la primera saga, Goku se encuentra con Bulma y esta saca una moto de una de sus cápsulas Hoi-Poi dejando al pequeño guerrero sorprendido.
Después hemos visto como combina esapasión con su personaje favorito en un episodio que, aunque fue mero relleno, es de los que más se han disfrutado de la serie. Hablamos, por supuesto, el de Piccolo y Goku aprendiendo a conducir para sacar una licencia de manejo.
Otro dato curioso que pocos conocen, es que la explosión de Dragon Ball a finales de la década de 1980 coincidió con un momento de mucha popularidad de la Fórmula 1 en Japón.
El automovilismo alcanzó una mayor atención en ese momento gracias al desempeño de Ayrton Senna; algo que maravilló al público japonés.
La coincidencia hizo que la escudería McLaren (en ese momento Malboro-Mclaren-Honda) estableciera una relación comercial de publicidad. La respuesta de la revista Shueisha fue mandar a Toriyama a cubrir una carrera de la máxima categoría del automovilismo para realizar un animé con lo que recogiera.