Debemos sentirnos afortunados porque una serie de sucesos se terminaron combinando para que Akira Toriyama creara Dragon Ball.
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Sabemos que al mangaka japonés no le agradaba sentarse a dibujar por horas, a pesar de tener el talento para la ilustración. Es por eso que, cuando terminó con Dragon Ball Z, decidió alejarse del dibujo de mangas, ya que su máxima obra le quitaba mucho de su tiempo.
Además, no le gustaba trabajar con la presión de los editores, quienes exigían tiempos de entrega, que en ocasiones se hacían incumplibles por la cantidad de trabajo que tenían los dibujantes.
Toriyama odiaba esto desde que era un jovencito, no estaba en consonancia con el mundo empresarial y por eso renunciaba a sus trabajos y vivía de trabajos eventuales, que en ocasiones significaba que no tenía un ingreso estable.
Fue así como vio un concurso de la revista Weekly Shōnen, rival de la Weekly Shōnen Jump (dónde sale Dragon Ball). La editorial buscaba ilustradores de manga y retaba a los talentos de la región para dibujar; el mejor se iba a llevar 500.000 yenes, algo como 4.500 dólares, según Screen Rant.
Akira Toriyama cuenta la anécdota en una entrevista en el 2018. El mangaka dice que se inscribió en el concurso y de igual forma no alcanzó a cumplir con los tiempos. Pero después apareció una iniciativa similar en la Weekly Shōnen Jump a la que sí acudió con su material y terminó enlistándose en las filas de esta empresa.
Primero creó Dr. Slump, para después romper el mundo del manga con la creación de Dragon Ball, serie que hasta el sol de hoy sigue siendo el manga y animé más grande de todos los tiempos.
Akira Toriyama no estaba buscando ser ilustrador de manga y si no es por la convocatoria de la revista, quizás se hubiera dedicado a otra cosa.