Hagamos una retrospectiva hacia los últimos arcos de la primer parte de Dragon Ball, la de los Budokai Tenkaichi (Torneo de las Artes Marciales). Las batallas de Goku contra Ten Shin Han y Piccolo fueron tan brutales como destructivas para los escenarios. Y eso, según lo explicó Akira Toriyama en vida, tenía una razón de ser.
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La situación se extendió a Dragon Ball Z y, por supuesto, a Dragon Ball Super. A mayor fuerza mayor nivel de destrucción. Recordemos que en el arco de Freezer, la batalla entre Goku y el Emperador del Universo provocó la destrucción del planeta Namekuseí (o Namek).
El nivel de fuerza escaló tanto que deidades como las de los Supremos Kaiosamas o el mismísimo Dios de la Destrucción, se alarmaron porque los Guerreros Z fuesen a destruir sus planetas con una pelea intensa y desmedida, en cuanto a nivel de poder.
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De acuerdo con una reseña de Vida Extra, Akira Toriyama y sus dibujantes destruían todo lo más rápido posible para tener que realizar menos detalles en los diseños.
“La verdad es que dibujar los fondos es bastante duro. Y dibujar una ciudad es duro de verdad... Todo el mundo se va haciendo fuerte y luchan, así que hay que destrozar la ciudad, ¿no? Por eso, cuando dibujo la ciudad ya planeo cómo destrozarla. Si sé cómo destrozarla entonces puedo dibujarla”, dice el genio creador de Dragon Ball.
“Si mis asistentes tardan demasiado, entonces me toca dibujar a mi, por eso tengo ganas de destrozarla lo antes posible (risas). En el caso de la Capital Central me la cargo en la tercera viñeta. Ya tenía planes para destrozar la ciudad o el fondo que nos daba mucho trabajo. El escenario del Gran Torneo de las Artes Marciales también da mucho trabajo”, dice Akira Toriyama.
“De todas maneras, las cosas siempre fueron así. Si mis asistentes dicen que pintar el pelo de Goku de negro da mucho trabajo, entonces lo transformamos en su súper saiyajin, que es rubio... Bueno, era impactante y al final acabó bien, creo yo”, concluyó el sensei.