Tuvimos oportunidad de acudir al preestreno de Mission Impossible: Dead Reckoning Part One y seremos honestos: Jamás creímos que terminaríamos escribiendo una reseña sobre esta cinta en su sitio enfocado a tecnología como lo es FayerWayer.
Pero la sorprendente realidad es que esta película, que les adelantamos, bien podría ser considerada como la mejor de la serie, termina planteando una trama extraordinariamente vigente, donde el punto central del conflicto y el temor máximo es el avance desmedido de la tecnología y nuestra dependencia a ella.
El libreto de esta cinta fue escrito hace años, incluso sus filmaciones se vieron interrumpidas en más de una ocasión por la pandemia del Coronavirus Covid-19. En otras palabras se trata de un libreto que fue concebido mucho tiempo atrás.
Sin embargo, resulta absolutamente impresionante cómo la parte medular de su trama se enfoca en debates que todos hemos vivido todos en los últimos meses con la liberación de plataformas generativas basadas en Inteligencia Artificial como ChatGPT, Midjourney y Google Bard.
Vivimos en un momento curioso para la historia de la humanidad y de la tecnología en general. Se percibe claramente que estamos entrando a una nueva era, donde los sitios web y las redes sociales se convierten en cosa casi obsoleta del pasado a una velocidad inconcebible.
Todo al mismo tiempo que existe una elevada incertidumbre sobre lo que nos depara el futuro en materia personal y hasta laboral, mientras descubrimos el peso real que tendrán estas nuevas tecnologías que por primera vez se sienten que podrían ser muy superiores a los humanos y potencialmente incontrolables.
Misión: Imposible – Sentencia Mortal Parte 1 es una oda al cine para salvar a las salas contra las tecnologías digitales
La campaña promocional de Mission Impossible: Dead Reckoning Part One (Misión: Imposible – Sentencia Mortal Parte 1 en América Latina) ha sido extraordinariamente cuidadosa en su material promocional y sus avances con respecto a mostrarnos cuál es el nuevo enemigo. Está ahí a simple vista en cada tráiler, pero nunca se aborda directamente.
Si han leído entre líneas los párrafos iniciales de este texto sabrán conjeturar qué entidad representa ahora la nueva amenaza. De modo que, de manera milagrosa la historia de esta cinta de acción se convierte en un vivo reflejo de nuestras incertidumbres contemporáneas.
Pero esa no es su mayor virtud. Los diálogos y disertaciones sobre el tema son extraordinarios y memorables en muchas secuencias que bien pueden constituir un ejemplo de buena escritura.
Pero son un componente más de un complejo rompecabezas donde encontramos secuencias de acción brutales, filmadas como marca la vieja escuela, con acrobacias reales y sin basarse en el uso desmedido de CGI.
Aderezado todo con guiños muy inesperados a otras producciones, como la primera cinta de esta franquicia, dirigida por Brian De Palma, así como los set-pieces más épicos de las sagas de videojuegos de Uncharted y Metal Gear Solid, incluso hasta hay un homenaje a Lupin III.
Todo ello como piezas de una obra compleja e indispensable de ver en una sala de cine, de preferencia en IMAX. Donde la reflexión principal es la dependencia que ya tenemos hoy en día a la tecnología y las implicaciones de cómo podría manipularnos o complicarnos la existencia esta tendencia a recurrir tanto a su uso.
Al mismo tiempo Mission Impossible: Dead Reckoning Part One (Misión: Imposible – Sentencia Mortal Parte 1) funciona como una oda al valor del cine como un arte y una experiencia comunitaria. Un espectáculo que debe vivirse de manera grupal en una sala de cine y no aislado en una plataforma de streaming.
En otras palabras Tom Cruise está dispuesto a matarse, literalmente, con tal de salvar la industria del cine como la conocíamos antes de la existencia de Netflix.
Y tiene razón en hacerlo.
