Black Mirror desde su primera temporada se convirtió en una serie de culto que detonaba bastantes reflexiones gracias a sus libretos incisivos y sus profundas reflexiones sobre los peligros de la tecnología en el siglo XXI.
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La serie, en cada uno de sus episodios originales, siempre funcionó como una suerte de Cautionary Tale o cuento con moraleja en donde algún gadget, dispositivo, infraestructura o elemento tecnológico terminaba condenando el destino de nuestros protagonistas.
Era genialidad pura el mecanismo de articulación de cada relato y la impresión honesta durante las primeras dos temporadas y el primer especial de Black Mirror es que nos encontrábamos ante una serie fugaz, breve y perfecta, impecable en cada una de sus historias.
Fue entonces que Netflix se sumó a la ecuación, resucitando la producción y generando más temporadas que dejaron de ser pulcras y redondas, para toparnos con una experiencia muy irregular, con momentos brillantes y otros inexplicablemente terribles.
Así que ahora el estreno de cada nueva temporada implica necesariamente la pregunta: ¿Black Mirror remontó y recuperó la solidez de antes o sigue siendo algo que no vale la pena para invertir el tiempo libre?
La sexta temporada acaba de ser estrenada en la plataforma de streaming, con ello viene la duda arriba descrita y debemos decir, con toda honestidad, que la respuesta es un relativo “no”.
Pero todo por una circunstancia rara e inesperada: esto no se debería de llamar Black Mirror.
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Charlie Brooker crea una serie spin-off y por algún motivo dice que es la sexta temporada de Black Mirror
La sexta temporada de Black Mirror se acaba de estrenar en Netflix y la abordaremos SIN SPOILERS directos sobre la trama, nada que no se haya visto en los avances. Pero es indispensable describir el mapa de la composición de esta nueva entrega.
En donde tenemos un total de cinco episodios, todos escritos por Charlie Brooker, creador de esta saga que aquí nos presenta algo inesperado. La sucesión de historias y sus títulos es esta:
- 1. Joan is Awful
- 2. Loch Henry
- 3. Beyond the Sea
- 4. Mazey Day
- 5. Demon 79
De esos episodios arriba listados, sólo dos capítulos, Joan is Awful y Beyond the Sea, tienen el ADN completo de Black Mirror. Existe un tercero, Loch Henry, que igual califica como episodio de ese universo, debido a que la tecnología de una vieja videocámara termina marcando la resolución de todos los hechos en su tercer acto y el epílogo.
Pero fuera de ello los demás episodios se encuentran fuera del orden y esencia de lo que se supone sería una historia de Black Mirror. Los dispositivos inteligentes y la tecnología en general pasan a segundo plano o desaparecen por completo para dar paso a otro tipo de historias.
En la sexta temporada de Black Mirror tenemos episodios con elementos abiertamente sobrenaturales, otros que hacen homenaje a autores como Stephen King o al cine de terror de serie B de los 70 y otras cosas que resultan desconcertantes.
De modo que al final estamos ante una experiencia entretenida, donde los episodios sobrenaturales son entretenidos y bien hechos, pero aún así se sienten completamente ajenos a esta serie, la mayor parte del tiempo.
Es como si Charlie Brooker hubiera desarrollado una serie spin-off al estilo de Tales from the Crypt (Cuentos de Ultratumba) y la gente de Netflix lo hubiera obligado a renombrar todo como la sexta temporada de la serie que ya es famosa.