Nintendo se ha convertido a estas alturas en una de las compañías más grandes en la historia de los videojuegos y entretenimiento digital.
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Sin embargo, los verdaderos amantes de la casa de dio a luz a Super Mario Bros. saben perfectamente que la compañía en realidad no nació como un negocio especializado en consolas.
Por el contrario, la historia de Nintendo es una de las más curiosas, no sólo en el ramo, sino en todo Japón. Ya que constituye un curioso ejemplo de cómo una buena idea pueda dar origen a una dinastía.
El negocio de esta empresa familiar siempre fue la diversión y los juegos. Pero en sus albores en realidad la firma se especializaba en formatos convencionales muy ajenos de lo electrónico.
Los juegos de cartas y naipes eran la gran especialidad de Nintendo en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.
Pero en sí la compañía tiene orígenes que datan desde septiembre de 1889, cuando imprimieron su primera serie de cartas de Hanafuda.
Para la década de los 50 en el siglo XX el negocio comenzó a mirar hacía el mundo de occidente y fue en este periodo que surgió la pieza clave de esta triste historia.
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El peor unboxing de la historia gracias a Nintendo
Existe en la red un cuenta de Twitter que resulta fundamental para todos los amantes de Nintendo: @BeforeMario, que es, a grandes rasgos, un blog dedicado a explorar y coleccionar con devoción todos los objetos de historia posibles de Nintendo antes del inicio de su era como empresa de videojuegos.
Con tal grado de pasión, el dueño del blog que ha alimentado el sitio a lo largo de todo este tiempo, Erik Voskuil, no dudó un instante en presentar su nueva adquisición: un par de set de naipes de los años 50.
Por aquel periodo Nintendo ya había iniciado a mirar hacia occidente, combinando sus tradicionales conjunto de juegos de cartas regionales con barajas más convencionales para este lado del planeta.
En ambos casos cada carta estaba ilustrada con imágenes de arte nipón muy interesante. En aquel entonces eran objeto de admiración y ahora mucho más.
Al adquirir su nuevo producto surgió un factor de incertidumbre obvio: no tocarlos para subir su valor de colección o abrir los paquetes para ver cómo se habían conservado.
Voskuil se inclinó por la segunda alternativa y esta fue la triste sorpresa con la que se topó en su improvisado unboxing:
Como podemos observar en las fotos, las cartas se terminaron apilando hasta formar un sólo bloque de cartón. La tinta, la compresión del paquete y la exposición a 70 años de humedad terminaron haciendo el trabajo.
Aún así, muchos lo consideramos todavía un auténtico artículo de colección.
